La banalización de la Belleza.
El debate sobre la belleza es, seguramente, uno de los más recurrentes a lo largo de toda la historia del arte. Ya la civilización egípcia se posicionava al respecto mediante las representaciones antropomórficas de sus esculturas y jeroglíficos, la cultura clásica europea estableció corrientes filosóficas y tendencias arquitectónicas enfocadas a la reflexión sobre este ideal y los renacentistas replantearon el lenguaje pictórico para adecaurse a una visión más "moderna" del concepto. De esta misma forma, la América de medianos de siglo XX hizo también su aportación a tan replanteada idea.
Ligado al nacimiento de las celebrities y a los valores que éstas representaban y difundían a través de los mass media, el nuevo ideal de belleza que proyectó la cultura americana tenía como punto de partida todos los convencionalismos adquiridos a lo largo de la historia, añadiendo dos aportaciones propias: la banalización de la que es "víctima" cualquier aspecto de la vida cotidiana y la estrecha vinculación a lo Americano. Si una noticia tenía que ser breve, visual, dramática y cargada de orgullo nacional, también así tenía que ser la Belleza Americana de posguerra; y si la vinculación a lo sexual servía a los media para hacer emerger celebrites, también ésta sirve para definir nuevos arquetipos de belleza. Así pues, nos encontramos en un contexto en el que si no el sexo - en los medios "oficiales" existía paradójicamente una gran censura -, la atracción y el deseo definen aquello que es admirable y bello.
Contrariamente a otros períodos en los que el arte ha sido el principal impulsor del debate de la Belleza, en la América de medianos de siglo es un mero transmisor - con una actitud ciertamente irónica - de los ideales de belleza pensados, creados, promovidos y también destruidos por los medios de comunicación y tan solo toma algunos referentes para experimentar con ellos de forma gráfica.
"En cierta ocasión, alguien me pidió que dijera de una vez por todas quien era la persona más bella que había conocido. Pues bien, las únicas persoans que puedo elegir como auténticas bellezas son las de las películas. Pero cuando las conoces, tampoco són auténticas bellezas, de manera que en realidad el arquetipo de belleza no existe. en la vida rela, las estrellas de cine ni tan siquiera pueden alcanzar las cotas que ellas mismas imponen en las películas" (Andy Warhol, 1975).
[Imágenes: Allan d'Arcangelo, American Madonna #1, 1962 · Ed Paschke, Dos criados, 1968 · James Rosenquist, Woman I, 1962]