El asesino porfiado

Publicado el 17 mayo 2012 por Humbertodib

Con cautela, amparado por la oscuridad de la noche, el asesino entró en el cuarto de la anciana, sin embargo, muy pronto se descubrió fuera, parado en el pasillo, frente a la puerta. Decidido, volvió a entrar y al instante ya había transitado hacia afuera en un movimiento continuo. Repitió la acción una y otra vez, pero el resultado era siempre el mismo: aparecía en el pasillo, transpirado, cuchillo en ristre, estancado frente a la puerta del cuarto de la maldita vieja que dormía plácidamente. Al final, me di por vencido, dejé el libro sobre la mesilla de noche y apagué la luz de la lámpara, por mucho que me esforzara, el sueño no me permitía avanzar más de una línea.