Hamid se levantó y se colocó detrás de Bahar. Hacía tanto tiempo que no la reconfortaba con una palabra amable, que temía que su hija se derrumbara. Pero Bahar era más fuerte que él. Gracias a ella, él seguía manteniendo la cordura. Al final posó una mano sobre el respaldo de la silla. Bahar percibió la calidez del gesto…
Si hasta aquí has llegado es porque has seguido bien las pistas. Si corres un poco más llegarás al principio, allá donde se crean los sueños. Si llegas el primero tendrás tu premio.