El bargueño
La herencia de mi tía ha consistido en esta enorme mansión con todos sus muebles y enseres. Por supuesto ya me he desecho de ellos y les he sacado un buen dinero ya que eran antiguos y de maderas nobles. Aún me queda este trasto, creo que se llama bargueño. Es muy bonito, lleno de columnas, arcos y cajoncitos ocultos. Seguro que lo venderé bien a algún coleccionista. Pero ahora lo principal es salir, llevo rato inspeccionando sus distintas estancias secretas y me he perdido dentro. Hace un instante oí a mi tía allá afuera, su risa de bruja rebotó en las paredes vacías.
Torcuato González Toval