El bastidor

Publicado el 07 septiembre 2016 por Rogger

¿Recuerdas el bastidor?
Iba a pintarte. No recuerdo si lo soñé o lo viví, porque entre el sueño y la necesidad hay apenas una línea. Tu cara, tus brazos. Tu estampa izada sobre el agobio. Tu encantadora desfachatez. Recuerdo el bastidor. Y los colores. Los pinceles que compraste y yo deseché por insufribles. Te reíste. Y entre el jolgorio y la cocina olvidamos armar el bastidor. El tiempo comenzó a escasear. Un mes corrió velozmente y nos obligó a postergar tu retrato. Tuvimos que inventar un pretexto para llevar el bastidor al desván. Las veinte piezas del bastidor fueron a parar al vecindario del abandono. Y con el bastidor se fueron tu rostro sin cuadrantes, tus brazos sin color ni calor, tus ojos de un imposible negro luminoso, tus manos sin pasión, tu pelo sin carbón. Todo eso olvidado en los aposentos del moho, la penumbra y el silencio. Los trazos que imaginé desfallecen en un sepia calendario. Las briznas del recuerdo languidecen sin premura.
Ha pasado mucho tiempo, décadas de silencio. La memoria está terminando de engullir los matices de un inexistente retrato promisorio y optimista. Puedo vislumbrar entre los veranos y la nieve alguna distante emoción de artista tras la incólume gratitud por las grandes epopeyas que escribimos juntos. Más abajo, en los zócalos de la memoria, quedará el reproche del bastidor desarmado que, sin duda, no podrá ocultar los vibrantes colores de tu flamante dicha.
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