Leon Poiccard está haciendo una grabación en la que se dirige a un hipotético auditorio. Poco después nos encontramos navegando con él en una aventura que nos hace olvidar este comienzo, vamos conociendo el entramado que parece bordado con perlitas que el autor va soltando poco a poco en primera persona, pues es León el que cuenta, el que graba, el que deja constancia.
Al mismo tiempo se suceden hechos que ocurren fuera de su campo visual, los cuales son narrados en tercera persona, son los que sirven de orientación para conocer a los otros personajes que terminan de entretejer el entramado inicial. El búnker de Noé toca un tema controversial. No hablamos de antisemitismo. Es el semitismo puro y duro tratado en esta novela hasta consecuencias que pudieran ser catastróficas, una revancha hacia la eterna lucha de los hijos de Moisés. Un algo que todos reservamos en nuestro hemisferio derecho acerca de lo que supone es la parte que le ha tocado jugar a los judíos en los destinos de la humanidad. Desde el nacimiento de los judíos y su significado en el planeta. Si nos ponemos a escarbar muy por encima, en cada conflagración mundial estuvo metido de cabeza un judío. Desde siempre. Hasta siempre. ¿Son ellos los dueños de la humanidad? A veces he pensado en esa posibilidad.
No digo más. El que desee saber de qué se trata El búnker de Noé que lo lea, no me atrevo a influir en sus mentes. Solo puedo decir que de las últimas novelas que he leído es la que más ha movido mis cimientos. No es una novela de entretenimiento más. Es casi una denuncia que pocos se atreven a hacer.
Solo espero cobrarme ese café con galletas caseras algún día.Blog de Gabri Ródenas: comomeconvertienunescritormillonario.com,
B. Miosi