Solo, endiabladamente solo
yo y el café
el burro primero diría la nona
pero el café no sabe de lugares
y en un milagro seremos uno
café negro,
café de manos calientes
un desafío constante entre el disfrute
y la taquicardia
caliente,
vapor de ideas y besos
el café es inventar tu olor en su tibieza
y su olor en esa negra mirada
esa que te acaricia el paladar
con aromáticos arrumacos de tarde y molienda
el café no espera,
es la hora señalada
son tus ojos sobresaliendo de la taza
en otoños ocres
y viejas miradas
café que es café en su calor
el café frío no me gusta,
me hace mal, me causa dolor
el café es evocar la siembra, el destello, el grano
de nada se olvida,
la recuerda a cada sorbo
a cada latido descompasado de tu corazón
mozo, me trae la cuenta
está pago señor
a los solos no se le cobra.