El calor del verano ya llegó

Me voy a poner un poco más localista, pero es que hoy comienzo mis vacaciones y como final de un periodo, siempre me gusta hacer balance.
Voy a hacer balance, pero no de lo que ha dado de sí este año para mí, sino para el Hospital de La Línea, y sobretodo en lo concerniente a la enfermería, con la que me identifico especialmente.
Hace poco más de un año fue cuando se incorporó la actual dirección de Enfermería.
Sinceramente llegaba con aires de renovación y optimistas perspectivas, se crearon grandes expectativas en torno a esta nueva etapa, pero poco a poco fue derrumbando las esperanzas de futuro depositadas en ella y la frustración se fue adueñando de nuevo del hospital.
En primer lugar presenta un proyecto equivocado, no por el fondo sino por las formas, con un análisis situacional erróneo y sesgado, cometió los primeros fallos, los cuales se vieron compensados con cambios de orientación que de alguna manera al final de año devolvieron cierta ilusión, al hacer ciertos modificaciones en el equipo de gestión y en su dinámica de trabajo.
Pero todo esto se vió nublado con la incorporación del nuevo año, en plena crisis económica y con una auténtica falta de recursos e ideas, lo único que consigue hacer durante el primer semestre del año corriente es dar la impresión de una ausencia total de proyecto de gestión y de que va improvisando medidas poco acertadas, y sin contar con la aceptación del personal.
La arbitrariedad en las decisiones, creación de algunas coordinaciones y otras no, la elección de una enfermera como pivote entre gestión y realidad asistencial sin nombramiento alguno, la figura de la coordinadora de Técnicos auxiliares de enfermería, así como multitud de promesas incumplidas originan incluso alguna nota de prensa donde se le tilda públicamente de su mala gestión, que aunque en su día en un post dije que no compartía, hoy tengo que admitir que quizá fuese necesaria y desde la distancia me parece que incluso insuficiente.
Actualmente estamos viviendo una de las etapas más oscuras de este hospital de los últimos tiempos, incluso algunos profesionales la comparan en gran medida con su antecesora en el cargo, no sin tener cierta razón, no por su política de gestión que quizá sea diferente, sino por la ausencia de recursos para ilusionar al personal.
Se avecina un verano caliente, y no por el calor, que también, sino por las desagradables situaciones que se pueden dar en un hospital roto por unas reformas arbitrarias y sin contar con las posibles soluciones que pudieran proponer los trabajadores, que se sienten coartados en sus derechos al no haberseles consultado ninguno de los grandes cambios que estas reformas originan tanto en su trabajo diario como en su ámbito familiar.
Entiendo que la gerencia está sobrellevando una crisis económica con las mejores medidas políticas que conoce para enfrentar esta dura etapa, los recortes, la falta de presupuestos, la dificultades económicas no nos son extrañas a ninguno.
Pero considero que esta estrategia economicista debe ir acompañada de trasparencia y de trasmitir ilusión por un proyecto. No se consigue salir de esta situación con tapujos y engaños, con decisiones de última hora, poco meditadas y sin tener en cuenta las consecuencias.
La Administración debería contar con la masa crítica que gestiona, como valor para salir de esta crisis, y no utilizarlo y engañarlo para exprimirlo sin tener el más mínimo gesto de reconocimiento hacia los mismos, a veces una palmadita en la espalda es suficiente.
Quizá sea un poco utópico, pero estoy seguro que la gente se cabrearía menos si desde un principio se le dice la verdad y no se le dan cientos de excusas y se le ponen mil pretextos para enmascarar una situación que todos conocen por adelantado. Llego más lejos, y digo sin temor a equivocarme, que si los gestores fueran capaces de implicar a estos trabajadores por salir de aquí con ilusión, el potencial humano de este hospital respondería de una manera mucho más positiva de lo que son capaces de imaginar.
Son las formas lo que hace que el personal pierda la confianza en nuestros gestores y siempre tengamos la sensación de que nos la están "colando",y no sin razón.
La ausencia total de escrúpulos que demuestran estos cargos, al no tener en cuenta lo más mínimo las predilecciones de los trabajadores y no contar para nada con las posibles soluciones que desde esta parte de la realidad se puedan dar, nos hace pensar que los que nos gestionan no nos merecen, esto crea resistencias, las cuales se verían vencidas, si se dieran algunas habilidades de liderazgo, que se muestran absolutamente ausentes en unos gestores anquilosados y sin recursos.
Espero que alguien tome buena nota de esta opinión y se pongan a trabajar en serio. No se puede ser "referentes" de una mentira, antes o después te acaban pillando.
Para quitarle un poco de hierro al asunto os dejo con algo menos serio, un temita de la publi del mundial que ya estamos en cuartos, y que además me encanta.
Imagen del post extraida de Papo de Gordo, del post Calor, calor, calor!
@carlosnunezo