Revista Literatura

El camino de la felicidad

Publicado el 25 septiembre 2018 por Javiermb913

De querer ser feliz todo el tiempo también se sale.

De sonreír cuando no nos nace, de decirnos siempre que todo va a salir a bien, de tener demasiado elevadas las expectativas.

Luego las caídas duelen más.

A veces necesitamos rompernos, quedarnos atrapados en nosotros mismos y gritar tan alto que ni se nos escuche, llorar tantas lágrimas que no se puedan contar.

A veces necesitamos caer, llenarnos de silencio, escuchar una canción que te abrace, llenarte de soledad, osfuscarte en ella, luego cerrar los ojos, respirar.

Nunca te dejan.

“Sé feliz, la vida es maravillosa, si trabajas, conseguirás tus objetivos, no te rindas, sé quien tú quieras ser, no tengas miedo, no estés triste”.

Vivimos en una sociedad en la que la tristeza se oculta, en la que necesitamos alcanzar la perfección para sentirnos realizados, presionados constantemente por alcanzar metas, por conseguir cosas, por tener, por poseer, por alcanzar el éxito.

Nos llenan de mensajes positivos que se alejan de la realidad. Sí, sé que la vida es maravillosa. Sí, sé que si trabajo puedo conseguir mis objetivos. Sí, claro que seré quien yo quiera ser.

¿Pero y si no? No todo se alcanza, no siempre se llega a la meta a la que uno quiere llegar, no siempre se puede tener aquello que uno quiere. Y nadie nos prepara para el fracaso, nadie nos prepara para la pérdida. Y caemos, al final siempre caemos, es imposible estar eternamente feliz, vivir una vida sin oscuridad. Y el golpe duele, te destruye, te quiebra, te rompe en mi pedazos. No estabas preparado, no sabías que podía pasar, volaste sin paracaídas.

Así que quiero estar triste y que nadie haga nada para que me sienta bien, solo que me acompañen en silencio, que me abracen y me calmen.

Quiero poder llorar sin que nadie me diga “no llores”, que me dejen gritar y expresarme.

Quiero caerme y levantarme, que me digan que no pasa nada, que mil caminos llevan a Roma y si no es Roma será Estambul, o Londres o Nueva York.

Quiero aprender que la vida es maravillosa, pero no es fácil, huir del mensaje Mr wonderful y poner los pies en el suelo, ser realista, adaptarme a los altibajos del camino.

Solo así, de verdad, podré llegar a ser feliz.


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