(The Cuckoo's Calling)
de Robert Galbraith
(J.K. Rowling)
Una joven modelo con problemas emocionales cae desde su balcón de Mayfair en plena noche. Su cuerpo yace en la calle nevada. Todo el mundo asume que ha sido un suicidio, excepto su hermano, que contrata los servicios del investigador privado Cormoran Strike para que se encargue del caso. Veterano de guerra con secuelas físicas y psicológicas, la vida de Strike es un desastre. El encargo le da cierto respiro económico, pero cuanto más profundiza en el complejo mundo de la modelo, más oscuro parece todo y más se acerca Strike a un gran peligro.
Rowling siempre ha sido una maestra del misterio, y eso es algo que ha demostrado continuamente en la saga que la llevó a la fama mundial (especialmente en Harry Potter y la Cámara de los Secretos y Harry Potter y el Príncipe Mestizo). Sin embargo, en sus anteriores novelas el misterio era normalmente una trama secundaria, pero no el motor de la historia. En El canto del cuco, al tratarse de una novela de detectives, el misterio aparece en primer plano.
Si bien The Casual Vacancy era brillante como estudio social, aunque incomprendida por un público para el que no estaba destinada, era cierto que no tenía una trama particularmente intrigante o emocionante que obligara al lector a seguir leyendo. Esto no ocurre aquí, pues El canto del cuco es adictivo.
Siempre lo he dicho y siempre lo diré: Rowling es una maestra a la hora de crear personajes. Aquí vuelve a lucirse, y nos presenta a un elenco de personajes reales como la vida misma, pero con los que es mucho más fácil empatizar que con los de su anterior novela. Como no podría ser de otra manera tengo que destacar a Cormoran y a Robin, a esa dicotomía que muestran, y también esa química innegable que hay entre ellos (y no estoy hablando en sentido romántico).
Por supuesto, el reparto de personajes secundarios es excelente. No llegamos a conocerlos a todos tan bien como a los dos protagonistas, pero sí lo suficiente como para darnos cuenta de lo increíblemente bien trabajados que están cada uno de ellos, pues parecen de carne y hueso más que creaciones plasmadas en negro sobre blanco.
Además, la autora vuelve a deleitarnos con los distintos registros, lenguajes y acentos que utilizan sus personajes, cosa que ya había hecho con Harry Potter (aunque la mayoría se perdió en la traducción). De este modo, tenemos una historia que no solo es buena, sino que además cuenta con una gran riqueza lingüística.
Algo que me ha sorprendido de la novela ha sido su estilo. La prosa de Rowling nunca ha sido tan brillante como sus personajes, pero aquí tengo que quitarme el sombrero. La escritura está muy cuidada, pero sin llegar a ser excesivamente recargada ni con las florituras exageradas propias de muchos libros del género. Aquí, Rowling demuestra que es una autora con tablas, y su narración logra meterte estupendamente en la historia y sus descripciones hacen que veas y sientas lo mismo que los personajes.
No quiero contar más porque desvelar detalles de la historia sería una pena, así que solo diré que con El canto del cuco Rowling se reafirma como una magnífica contadora de historias, capaz de desenvolverse con soltura hasta en géneros tan difíciles como este. Ahora habrá que ver cómo continúan las aventuras de Cormoran Strike el próximo año.