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El capitalismo incendia los bosques

Publicado el 03 julio 2012 por Bloggermam

El capitalismo incendia los bosques

Han ardido más de cincuenta mil hectáreas, el equivalente a… no, no seré tan paleto como para compararlo con campos de fútbol, ni con aeropuertos inútiles. La extensión del terreno quemado es asombrosa por su extensión, es deprimente por el modo irresponsablemente estúpido en el que comenzó y es triste que los políticos hayan conseguido justificar la escasez de medios  empleados usando el trabajo suicida de los profesionales que tratan de extinguir las llamas.

Las causas inmediatas de un incendio forestal son habitualmente una chispa, un pirómano, un despiste, un accidente. El fuego se propaga por el mismo escenario escarpado de siempre. El viento ayuda a propagar las llamas como tiene por costumbre desde hace al menos un millón de años. Las llamas se avivan con la gran cantidad de maleza, ramas secas y basura que encuentra a su paso…un momento. ¿Desde cuando están los bosques plagados de material que facilita los incendios, los fortalece y hace mucho más complicada su extinción? Desde que el capitalismo se apoderó de todo, incluso de los bosques.

El modo en el que el sistema actual monopoliza el comportamiento de las instituciones y el pensamiento de las personas responsables de las mismas, provoca incendios, en mayor cantidad, de mayor tamaño y de mayor virulencia.

En cuanto se trató de sacar rendimiento económico de los bosques, estos comenzaron a arder por los cuatro costados. Desde el poder económico se quitó el control de los bosques a las personas que vivían dentro de ellos y que los cuidaban porque eran parte de su sustento. Se esforzaban en mantenerlos limpios porque no querían verlos arder con sus pertenencias, su ganado y su porvenir dentro. Pero  se comenzó a gestionar todo es patrimonio forestal desde despachos con grandes mesas de madera noble, tan alejados de los bosques que podrían servir incluso para gestionar un yacimiento de petróleo a miles de kilómetros (puede que incluso se hicieran las mismas cosas simultáneamente). Se promulgaron leyes, ordenanzas, reglamentos que castigaban a los moradores de los bosques cuando intentaban hacer algo con él y se cedía la limpieza, gestión y explotación del bosque a empresas especializadas. Por un módico precio el bosque quedó sin limpiar de materia muerta y listo para que pudiera arder mucho mejor.

El capitalismo no entiende de vidas perdidas en un incendio (ni en ninguna otra desgraciada circunstancia) , sólo son un número más en la cuenta de resultados en función de la edad, de los seguros y de las indemnizaciones. Si un incendio devora el futuro de los habitantes de una comarca, tala vidas o incinera la existencia de miles de animales, sólo habrá que hacer más grande la columna del debe para cuadrar el sacrosanto balance, incluso se podría tratar de añadir algo en la del haber, pero definitivamente es más fácil recortar todo lo posible para que mengüen los deberes (la columna del debe en el balance, quería decir, no de las de las responsabilidades que esa se evapora en cuanto se accede al poder).

El capitalismo inició este incendio, y los de mañana, hace años, cuando se decidió prohibir a las personas viven en, desde y para el bosque, trabajar para mantener los bosques limpios. No se podía permitir que alguien hiciera eso gratis, cuando se podía hacer pagando al contratar la empresa de algún amigo para que se hiciera el mismo trabajo mal, o incluso no se hiciera.

Mantener el bosque lleno de maleza, de madera seca, de árboles muertos, en definitiva de gasolina forestal siempre se puede justificar con un invierno lluvioso, un verano seco, la falta de presupuesto o con un estupendo gol de Torres. Pero son sólo palabras destinadas a la excusa fácil, mientras la ineptitud y la avaricia continúan al mando.

La política de prevención de incendios pasó de hacerse en el invierno y la primavera, manteniendo despejado el terreno de todo aquello que facilite la propagación del fuego, a hacerse en verano a base de talonarios (cuando los había), contratando gente para apagar los incendios que se van a producir por desidia, intereses oscuros o por mera estupidez. Al capitalismo le interesa que haya incendios a crédito, en lugar de limpieza al contado. Imbecilidad en cómodas cuotas antes que excedente de inteligencia previsora. Lamentos al 22% TAE, en lugar liquidez en forma de vida.

Si  lo que hubiera comenzado a arder fueran cajas de seguridad repletas de billetes de 500 euros, yates de lujo, o urbanizaciones exclusivas con campos de golf…no eso no puede arder nunca porque las cosas “importantes” están bien gestionadas.

keagustitomekedao


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