Revista Talentos
Un frágil espíritu de supervivencia mantenía unidas a las dos cabezas de Edward Mordake. Una de ellas tenía marcadas inclinaciones suicidas; la otra, homicidas. La terrible noche del 23 de septiembre de 1874 se encontró la cabeza del homicida separada del cuerpo; la otra alegó que fue en defensa propia.