La mirada husmeando los rincones húmedos donde el otoño abandonó sus hojas muertas hasta tropezar, por fin, con todo el gris de la ciudad contenido en aquel charco quieto y sucio que reflejaba el abismo vertical de un cielo alto y oscuro...
Allí cayeron mis ojos buscándote.
Las estúpidas ruedas de un coche atropellaron mi esperanza, tiñendo mis zapatos con lágrimas de barro.Texto: Elsa A. Luis Torres