SINOPSIS Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, por lo que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando un príncipe… ¿o no?
Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte.
Amarillo oscuro casi azul.
Hay algo de Chris Pueyo que me transporta sin parar hacia Albert Espinosa. Se trata de algo bastante sútil y único: la magia de la vida.El autor sabe acariciar cada momento bueno o malo que brinda a sus personajes (o a si mismo, mejor dicho), fotografiando cada instante bajo el filtro de un amor sin medida hacia la vida.
Creo que, pese a las escenas más oscuras, hay cierto positivismo conductor que acompaña la valentía de cada palabra en el complicado camino de la autoaceptación personal.
Cuando la poesía desnuda las emociones y las hace carne.
Esta pequeña frase resume el conjunto de la prosa de Chris. Su estilo es personal, propio y, ciertamente, arriesgado (tiene la ruptura de la cuarta pared y el homenaje a la justicia como bandera).Además sus descripciones son preciosistas hasta límites insospechados, movidas por la pasión de su veloz pluma. Personalmente esta es la parte que más me ha gustado: la pasión arraigada a cada letra, como si de cada una de ellas exhalara la necesidad de una gran verdad en un último aliento.
Con mi pluma seré valiente.
Si estás vagando en algún tipo de crisis personal, la historia de Chris puede arrojar valor donde antes tuviste miedo. Creo que, sin lugar a dudas, el autor ha cometido un valiente acto (terapeútico en cierto modo) al exponer los fantasmas de su pasado a cualquiera que se zambulla en sus páginas. Su franqueza es magnética y sus lecciones pueden ayudar a muchos otros.*Si de poner un contra se trata, ahí va el mío: me enamoré de las pequeñas lecciones de Chris, así como de la historia más o menos hasta la mitad de la "novela" (la segunda perdió intensidad, pues el conflicto principal de la trama ya se había resuelto). Los capítulos que se alejaban demasiado de la misma me llevaban, como lectora, demasiado lejos; de igual manera me sucedió con algunos saltos temporales de la primera parte. Quizá es su "pequeño caos" el que me pierde aunque su emoción me atrape, de ahí su puntuación.
¿Lo conocíais? ¿Qué os llama la atención de este libro?