Revista Literatura

El chico de los ojos oscuros

Publicado el 21 septiembre 2010 por Laurytyta

Se alojó en el Hotel de las letras
El chico de los ojos oscuros
Desde allí podría observar sus movimientos sin problema y sin que sospechase. Un estirado más, con traje y ordenador portátil, trasladado a la capital por un tiempo determinado.
Al principio la veía como uno más, ni frío ni calor, solo tenía que encontrar la manera más fácil y menos arriesgada de acabar con ella.
Una noche la sorprendió en la terraza observándole con sus ojos gatunos y pudo ver en ellos el fuego de la pasión más encendida que jamás había sentido por una mortal.
Pudo sentir como ella quedó atrapada en esa mirada por lo que decidió que lo mas fácil sería forzar el típico encontronazo de película en el que chico choca con chica, se miran a los ojos, uno pidiendo perdón, la otra aturdida... y surge una conversación tonta que finaliza en un intercambio de teléfonos o un café en el hotel.
Fue precisamente en ese primer café cuando supo que le sería muy difícil llevar a cabo su trabajo.
Nunca había sentido nada, absolutamente nada, ni siquiera asco, por una víctima (si es que podía llamarse así). Sin embargo con ella le era imposible ser indiferente, no podía concentrarse en su plan, su jugosa boca entreabierta le apasionaba y le hacía olvidar la verdadera razón por la que estaba ahí.
La atracción era mutua y en un par de días el café lo tomaban en la habitación tras noches de lujuria en las que mientras ella mordisqueaba su cuello él seguía el ritmo de sus caderas
olvidando todo lo que era, alejando de su mente cualquier remordimiento y entregándose sin más a ese cuerpo sin alma por el que en esos momentos se sentía capaz de regalar la suya al igual que estaba haciendo con su esencia.
Después, cuando ella se marchaba, volvía a la realidad y se maldecía por su incompetencia, por no saber mantener la mente fría, ni el pantalón abrochado, pero sobre todo por echarla de menos.
Llevaba así unos meses y esa noche Daphne le había pedido que fuera a su terraza pues tenía preparado algo especial para él. Era el momento idóneo para tomar la difícil decisión. Sería mejor no pensar, se dejaría llevar.... y actuaría por impulsos: Acabaría con ella para siempre, pero ¿en qué sentido?

El chico de los ojos oscuros


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