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El cine y la fotografía, la certeza de la inmortalidad
Publicado el 23 abril 2008 por OmraEl cine, fragmenta e inmortaliza situaciones sociales, históricas y culturales en un espacio y tiempo determinado. Al igual que el cine, la fotografía recrea en un instante las trascendentales condiciones de la existencia. Ambos tienen puntos en común y márgenes de diferencia, mientras el primero recrea el movimiento y el tiempo, el segundo los detiene. Su punto en común es la capacidad de patentizar la inmortalidad.
Son las únicas expresiones que dejan de lado los tecnicismos para someternos a un hecho certero, lo que vemos esta ahí, presente, tangible en esencia, pero real en apariencia, lo podemos ver, pero no tocar. Los elementos, situaciones y personajes viven gracias al cine y nos miran y son mirados gracias a la fotografía. Esa demostración contundente de la levedad del ser, se pierde gracias a una maquina que proyecta 24 fotogramas por segundo, 24 fracciones de vida que dan origen al movimiento. Los personajes, los referentes arquitectónicos y los detalles mínimos no envejecen ni se deterioran. Un solo cuadro mantiene la posibilidad de frenar el tiempo, de volverlo irrepetible, nada cambia, ni se transmuta, contradiciendo las leyes de la dialéctica.
No hay que olvidar que el cine surge gracias a la fotografía, por una necesidad animista y creadora del hombre, había que darle movimiento a lo inerte, a la quietud espacio temporal que la técnica fotográfica en si ofrecía. Gracias a ese principio animista y mágico podemos acercarnos a la búsqueda irrefrenable de Jasón y los Argonautas: el Vellocino de Oro. (la inmortalidad) Pero al mismo tiempo nos reduce a nuestra condición mortal y transitoria por ser, al igual que muchos medios de expresión capaz de sumir al usuario o espectador en reflexiones serias o profundas, o por el contrario en el más sutil y llano entretenimiento.