Quizás esta ley del código de Hammurabi sea de la que parte la expresión que hoy conocemos por "ojo por ojo, diente por diente" refiriéndonos a un tipo de justicia reciproca, pero que aparece en el Éxodo del Antiguo Testamento.
El código Hammurabi se trata de un conjunto de leyes redactadas sobre un monolito de piedra ígnea (diorita concretamente) de casi 2,5 metros de altura. Aunque inicialmente inicialmente se encontraba en el templo de Sippar (Baja Mesopotamia, actual Irak), fue hallado por Jacques de Morgan y su equipo en la antigua ciudad de Susa, actualmente en Irán, en 1901. Posteriormente fue trasladado a Francia.
Se estima que fue creado hacia el año 1760 A.C. en Babilonia, bajo el mandato del rey Hammurabi, el que determinó que todo su reino debía regirse por el mismo tipo de leyes, cohesionando así, jurídicamente, a todo su pueblo y teniendo mayor control sobre el mismo. Para hacerlo efectivo, ordenó que cada población tuviera una copia de las mismas leyes. De esta forma la población conocería cada una de las leyes y sus castigos.
El estilo de la redacción comienza dando a conocer el delito en cuestión y tras él la pena o castigo que debe cumplir el infractor o delincuente.
Escrito en caracteres cuneiformes acadios , este código contenía, intercalado entre un prólogo glorioso y un epílogo cargado de maldiciones para los violadores de la ley, un texto compuesto por 282 leyes redactadas en primera persona.
El código trata distintos aspectos de la vida cotidiana: Responsabilidad profesional, jerarquía social, precios de producto y servicios, salarios, daños a la propiedad, funcionamiento judicial y actividades laborales. También hacen referencia a los derechos de: la mujer, de los menores, del matrimonio y de los esclavos.
A fin de cuentas, se trata de una recopilación de leyes para establecer un orden dentro del propio reino.