Agustí Centelles (El Grao, Valencia, 1909-Barcelona, 1985)
Calificado por muchos como el Robert Capa español y el fotógrafo de las maletas y las cajas de galletas, por guardar en ellas sus negativos y placas sobre la II República y la Guerra Civil. Un valioso testimonio (12.000 imágenes) realizado a partir de 1932, referentes al estallido del golpe de estado de 1936 en Barcelona e imágenes captadas en el Pirineo aragonés, además de imágenes del bombardeo de Reus y del exilio y de los campos de concentración de republicanos creados en Francia.
En un principio, se iban a entregar unos 9.500 negativos pero un hallazgo reciente de una caja oxidada detrás de unos productos de limpieza ha permitido elevar la donación hasta los 12.000 negativos. Sin embargo, quedan sin entregar los trabajos industriales y publicitarios realizados por Centelles tras regresar del exilio, que están siendo documentados y catalogados por sus hijos.
Centelles cubrió la Guerra Civil española tanto en primera línea como en la retaguardia. Durante el conflicto estuvo permanentemente en activo: los bombardeos de Lleida, la destrucción de Belchite, la evacuación de heridos, la asistencia a la infancia en la retaguardia, las trincheras, los combatientes... Trabajó desde el bando republicano y su significación política le obligó al exilio en Francia en 1939, donde pasó varios meses en el campo de concentración de Bram, cuyo terrible día a día documentó con su cámara. Cuando en 1939 emprendió el camino del exilio llevaba consigo una gran maleta de piel. En ella viajaban su Leica y miles de negativos, su archivo personal. En 1944, a su vuelta del exilio, confió el material a una familia campesina de Carcasona que le había acogido en su casa. En 1946, tras pasar dos años en Reus, regresó a Barcelona y se presentó ante las autoridades. Fue juzgado y quedó en libertad condicional. Su pasado político le impidió dedicarse de nuevo al fotoperiodismo por lo que se decantó por la fotografía industrial y publicitaria. A la muerte del dictador, viajó hasta el país vecino y recuperó sus negativos. Fue entonces cuando comenzó su reconocimiento público. Las imágenes volvieron a exponerse y Centelles se convirtió en un símbolo de los fotoperiodistas de guerra. En 1984, el Ministerio de Cultura le concedió el Premio Nacional de Fotografía.
¿Cómo es posible que un testimonio artístico catalán acabe en un archivo en Salamanca?La respuesta se resume en la puesta en venta del legado por parte de los hijos y las ofertas por un lado del gobierno catalán (presuntamente valoraron el legado en 500.000 €) y por otro lado del Ministerio de Cultura (en 700.000 €), al dar éste más valor, los hijos venden al Ministerio el cual decide que su destino será el Archivo de la Memoria Histórica ubicado en Salamanca. Otros medios informan que la decisión de decantarse por la oferta del Ministerio frente a otras como la Generalitat o Sothebys que según fuentes, la triplicaba, era porque les ofrecía "una mayor difusión y un mejor proyecto expositivo". Sin embargo, según el conseller catalán Tresserras la oferta realizada a los hijos de Centelles por parte de la Generalitat con la finalidad de integrar el Archivo Nacional de Cataluña era mejor que la del Ministerio, porque aunque rondase los 500.000 €, también incluía los ingresos que pudieran derivarse de la explotación económica del archivo para el período 2009 y 2015, lo que supondría superar la oferta del Ministerio.
«El archivo irá donde hemos tenido la mejor oferta de difusión de la obra, no la mejor oferta económica», afirmó uno de los herederos del fotógrafo catalán.
La pasada semana fueron los propios hijos de Agustí quienes depositaron en el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca todo ese testimonio fotográfico. En realidad, la intención era hacer la entrega el lunes día 28 por la mañana, pero aconsejados por la directora del Archivo, al llegar a Salamanca el domingo por la tarde en un vehículo desde Barcelona, los propios Sergi y Octavi llevaron las dos maletas metálicas con las placas de cristal y el archivador con los negativos al centro, para evitar que los pudieran robar en el aparcamiento del hotel durante la noche. Sin embargo, el lunes por la mañana, los hermanos se levantaron y fueron caminando desde el hotel al Archivo e hicieron una entrega simbólica del archivo ante los medios. Una parodia de lo que ya había sucedido la noche anterior. Los Centelles señalaron el alivio que sentían al cerrar para siempre una maleta que se ha convertido en caja de Pandora.
El propio Centelles nunca hubiera imaginado, que el patrimonio fotográfico de la guerra civil que él preservó para evitar que cayera en manos del bando nacional, y que solo recuperó con la democracia y dentro de una maleta de cartón, se encuentre desde el 28 de diciembre en el Archivo General de la Guerra Civil Española, lo que hace inevitable que recordemos lo que ese archivo significa para quienes perdieron la guerra y sufrieron las consecuencias del franquismo, como el propio Centelles, que además, como él mismo explicó en democracia no le fue permitido ni ver su material, que se conservaba en aquel lugar. Centelles reiteró en más de una ocasión que deseaba que este fondo permaneciera en Cataluña, y aunque repetidamente instituciones catalanas han negociado con sus hijos para este fin, sin llegar a ningún acuerdo y el resultado es que ya no están en Cataluña sino en Salamanca.
¿Consecuencias?
Cataluña llora su pérdida y critica la acción de los hijos del fotógrafo por haber vendido ese material al Ministerio. A lo que los hijos responden diciendo que en el ámbito catalán, a pesar de haberse cumplido este pasado año el centenario de su padre, no se le ha dedicado ningún tipo de memoria a su persona y a su obra, lo que expone la estima por el personaje que consiguió las valiosas imágenes y, además, salvarlas de la pérdida y la destrucción de una manera heroica.
Cataluña no entiende como sus hijos han olvidado el trabajo realizado por el sector de la cultura catalana, particularmente por la Associació de Fotògrafs Professionals de Premsa i Mitjans de Comunicació de Catalunya, el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya, los promotores de la Primavera Fotogràfica de Catalunya, amparados por el Departament de Cultura, de la Generalitat, y los actos y exposiciones que la institución organizó desde 1985 en pro de su obra. Según explicó a El Periódico el propio historiador del arte, Daniel Giralt-Miracle:
"En 1985, yo mismo, que entonces era jefe del Servicio de Artes Plásticas de la Generalitat, acompañado del historiador y también fotógrafo Pere Formiguera, visité a Centelles en su estudio de la Diagonal para plantearle hacer una gran exposición de su obra, que sería comisariada por Formiguera, en la inminente Primavera Fotográfica de 1986. Centelles aceptó encantado, pero falleció en diciembre de 1985 antes de haber puesto en marcha la exposición, por lo que decidimos, de común acuerdo con los hijos, trabajarla más a fondo y presentarla como el gran acontecimiento de la Primavera Fotogràfica-88. Sin embargo, la edición de 1986 se dedicó a Centelles, a quien también se le rindió un homenaje multitudinario en el Palau de la Generalitat (20-3-1986) presidido por el entonces presidente Jordi Pujol. En aquel acto, al que asistió la familia Centelles en pleno, participaron Josep Benet, historiador; Xavier Miserachs, fotógrafo, y Marie-Loup Sougez, acreditada historiadora de la fotografía. Los parlamentos se reprodujeron en el catálogo de la Primavera Fotogràfica. De acuerdo con el compromiso asumido con la familia Centelles, Pujol inauguró la Primavera Fotogràfica-88 en el Palau Robert con la exposición: Agustí Centelles (1909-1985). Fotoperiodista, patrocinada por la Fundació Caixa Catalunya. Pero no solo esto, a partir de ahí fueron muchos los actos y exposiciones organizados en torno a Centelles y su obra, en Catalunya, París y Nueva York, con el patrocinio de la Generalitat, ayuntamientos, museos, entidades de ahorro. Las tres últimas muestras han sido: la del Ayuntamiento de Barcelona: Centelles: les vides d’un fotògraf (1909-1985), inaugurada en el 2006 en el Palau de la Virreina y que después itineró y se acompañó de un impresionante catálogo; la creada a partir de una iniciativa de EL PERIÓDICO, Centelles, l’atzar i la memòria, presentada en el Palau Robert en el 2008, y, por último, la que hasta el 10 de enero puede verse en Arts Santa Mònica: El camp de concentració de Bram, 1939. Agustí Centelles, presentada anteriormente en el Museo Jeu de Paume de París y que ha coincidido con la presentación del libro Agustí Centelles. Diari d’un fotògraf. Bram, 1939. Asimismo, su obra ha sido comentada en jornadas, congresos y universidades y se le han dedicado programas de televisión y varios libros. Evidentemente, pueden hacerse muchas más cosas, pero en ningún caso decir lo que los hermanos Centelles han reiterado estos días: que en Catalunya «siempre» se ha ignorado a su padre".
Castilla y León arremete a las críticas catalanas defendiendo que si los hijos de Centelles han tomado esa decisión debe respetarse, que en el Archivo de la Memoria Histórica se difundirán adecuadamente, y aprovechan para recordar o preguntar si Castilla y León debería alzarse con ese mismo tono guerrero para exigir que se devuelvan las muy valiosas piezas que se compraron a diversos curas y sacerdotes de la región (que ellos mismos vendieron a coleccionistas catalanes) con destino a museos catalanes, donde se pueden contemplar.
Una vez más, el arte reducido a puro comercio, una transacción comercial sin más lógica, donde no ha dejado de estar presente el pasado enfrentamiento entre ambas ciudades a causa de 'los papeles' del Archivo.
¿Subastas?
A parte de todo esto, el asunto se caldeó aún más el pasado 16 de diciembre con una subasta fotográfica realizada en Barcelona, donde las piezas estrellas eran, por supuesto, las obras de Centelles. El resumen de aquella subasta ciertamente podría ser un: "¡Hala, todo para Salamanca!", dado que fue el ánimo con el que salieron muchos de los pujadores de sus obras en una subasta donde el Estado hizo valer el derecho de tanteo y se quedó con las 10 fotografías de este autor que se subastaron en la sala Soler y Llach de Barcelona. Sí, señores, el Estado dicta y manda. Lo más gracioso de este 'derecho de tanteo' fue que los pujadores iban subiendo el precio, y cuando ya uno de ellos desistía, al otro le duraba la felicidad de haber adquirido una obra de Centelles una milésima de segundo, lo que tardaba el subastador en decir por el micrófono 'El Estado se reserva el derecho de tanteo', es decir, el Estado lo compra al precio máximo que haya salido. Yo tuve la oportunidad de asistir a esta subasta, y la presión se respiraba en el ambiente, era una subasta sólo de fotografía (caso excepcional), además con obras de Centelles cuando la polémica estaba tan candente y por supuesto con una enorme presencia de medios de comunicación que querían captar para el recuerdo cada momento de esa intensa subasta.
Según explicó a EL PAÍS David Balsells, conservador de fotografía del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), presente en la sala y sentado, hombro con hombro, con la persona que compró para el Estado las imágenes de Centelles -y 80 lotes más que alcanzaron un valor de unos 90.000 € -: "el Estado ejerce el derecho de tanteo en representación de las diferentes entidades que han mostrado interés en tener las imágenes. Luego los reparte y cada uno de los centros que han de pagar el precio alcanzado". Balsells confió en que el MNAC obtendría las 15 o 20 fotografías en las que estaba interesado, entre ellas varias de Centelles y ningún Capa.
El precio total de las 10 imágenes, todas de la década de los 30 y ocho de ellas tomadas durante la guerra civil, ascendió a 12.300 euros –la valoración inicial era de 10.200 euros–. Y sus destinos más probables son el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) y la Biblioteca de Catalunya.
Como dato a recordar, la fotografía más cara de la subasta fue Nostalgia, de Antoni Arisa, que alcanzó los 7.500 € y que también fue a parar al Estado.
¿Polémica zanjada?
Para los hijos sí, pero ahora según el historiador de la fotografía, Publio López Mondéjar, el archivo de Centelles contiene obras de otros fotógrafos, como Torrents y Gonsanhi. A lo que uno de sus hijos ha respondido: "si alguien quiere echar leña al fuego, que se queme, porque nosotros no queremos seguir con polémicas absurdas".
Aunque fuentes oficiales del Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca han insistido en que se ha entregado "el archivo de Centelles, compuesto por miles de negativos", sin especificar si todos pertenecen a fotografías realizadas por el fotoperiodista.
Y mientras en Madrid...
Desde Madrid se insiste que el trasfondo de la polémica tiene una causa: la ausencia de un museo nacional de la fotografía.
El director de la principal colección privada de fotografía, la Fundación Foto Colectania, Pepe Font de Mora, más que entrar en la polémica sobre el Archivo Centelles, afirmó la semana pasada que en España lo que se necesita es una política fotográfica general.
Y es que en España se hacen cosas particulares, desde cada institución o galería, de modo independiente, sin formar redes o nexos de unión para conseguir que la fotografía sea un arte más valorado y apreciado.
El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ante el supuesto de que el Archivo Centelles adquirido por el Ministerio de Cultura contenga copias de época, asegura que el Reina Sofía, 'manifestará su interés, porque un núcleo central de la colección del museo tiene que ver con los años 30, la Guerra Civil española y el Pabellón del Guernica, por lo tanto, pediría un depósito de algunas piezas'. Además considera que 'Centelles debería estar en el Reina Sofía, que dedica un atención especial al fotoperiodismo, con obras de Capa, Colom o Català-Roca'.
Frente a la situación actual, Font de Mora apuesta por un 'cerebro único' que 'tenga en cuenta que no basta con tener grandes archiveros, porque es también fundamental que haya una política de exposiciones' y agrega que es sintomático que 'muchos países parecidos a España tenga un Museo Nacional de la Fotografía y aquí, no'. Añade que debería priorizarse la difusión del material, porque 'está bien guardarlo, pero luego debería haber gente encargada de conseguir que sea visible'.
PD. Lamento lo extenso del post, pero la noticia, el asunto y el interés lo merecía.