La cabeza de Eric Cantona es como la de cualquier genio. Incontrolable, impredecible, sorprendente... por eso es imposible penetrar en ella y averiguar que estará rondando por ella. A pocas horas de un Francia-Inglaterra de la Eurocopa, todavía más...
Y es que el marsellés, King Eric como le conocían es un ídolo en Gran Bretaña. Uno de los pocos franceses que ha logrado penetrar con éxito en la historia del país. Son muchos siglos de guerras, peleas, dominios por ser la nación hegemonica de Europa, de batallar por defender la religión verdadera, de compatir amistades celosas, de prestarse ayudas con el regusto que proporciona...
Pues ese fue el camino que encontró Cantona. Repudiado en Francia, con todo el mundo consciente de su genio de Bad Boy incorregible. Debutó a los 17 años en Primera División, pero a los 25 anunció que se retiraba. Siete equipos en nueve años, debut con la Selección incluida y con la que participó en la Euro del 92.... pero entre medias, tumbos por hasta siete equipos diferentes, grandes y pequeños... En todos ellos expulsiones, desacatos, protestas, insultos, peleas... En una concentración de la Selección, el portero Bruno Martini apareció con un ojo morado tras un puñetazo de Mad Eric, otro día lo pagaba con sus entrenadores, el Seleccionador Henri Michel era un "saco de mierda"... En Nimes, en diciembre de 1991 tras pegar un pelotazo a un arbitro y ser sancionado por 2 meses, insultó al comité y anunció que colgaba las botas. Que dejaba el fútbol. Estaba harto. Francia no le sentaba bien, ni entendía al genio...
Afortunadamente no lo hizo. Recibió una llamada para probar fortuna en el Sheffield Wednesday. Cantona recapacitó, cruzó el Canal de la Mancha y mostró sus virtudes. Acabó firmando por el Leeds United que con sus goles regresó a la Premier, pero tampoco terminó de casar con su mister Howard Wilkinson. Para entonces ya hacía seducido a Alex Ferguson que lo reclutó para el United. Con él 4 Premier en 5 años. Goles majestuosos y por supuesto, momento de Cantona en estado puro. Pero su carisma caló en Manchester. Tanto que los aficionados lo eligieron como él mejor jugador de la historia de los red devils. Los aficionados coreaban su nombre al son de la Marsellesa. Y él genio encontraba el mundo que se había fabricado a su medida. En Inglaterra, no en Francia. En Manchester, ciudad industrial del Norte parecía encontrarse más cómodo que en su Marsella natal, Montpellier o Burdeos.
Y el mito fue en aumento. Nike disparó su estrella. "1966 fue un gran año para el fútbol inglés. Nació Eric". Palabras mayores... 1966 fue el año en que Inglaterra ganó su único Mundial. Cantona devolvió ese cariño. Tanto en la Eurocopa de 2004 como en el Mundial de 2006 dijo que animaría a los ingleses antes que a los franceses... Hoy, se verán las caras. ¿Con quien va Eric? ¿Con el país que le comprendió, acogió y le dio cariño? ¿Con su patria natal, que por cierto entrena Laurent Blanc, otro de los que le entendió tras coincidir en Montpellier y Nimes? Imposible saberlo. Imposible penetrar en la cabeza de un genio como Eric.
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