Si observamos con atención el cortejo entre los babuinos y jóvenes enamorados podremos encontrar varios puntos en común con el proceso de reclutamiento y onboarding de pequeñas y grandes corporaciones, aunque parezca sorprendente el ciclo de vida corporativo no es diferente del ciclo vital de una persona promedio: personas y empresas nacen, crecen, se enamoran, envejecen y mueren, ambas son afectadas por las vicisitudes de la vida: bienvenidas, despedidas, nacimientos, divorcios, crisis, periodos de escasez, prosperidad, salud, enfermedad entre muchos otros acontecimientos.
Si lo que pasa en la vida pasa en las empresas, el proceso del enamoramiento no puede faltar en este ciclo vital, ese fue mi pensamiento cuando descubrí a Helen Fisher en Youtube, la antropóloga y bióloga estadounidense que estudió por décadas el amor romántico desde el proceso de cortejo y sus patrones reproductivos. Las conferencias de Helen son muy interesantes como también sus libros y curiosamente me han dado luz acerca de mi trabajo como reclutadora de talentos.
Reclutar y cortejar son danzas con coreografías muy similares, los reclutadores debemos de captar la atención del postulante, seducir con una oferta laboral atractiva, cautivar con las ventajas de pertenecer a nuestra organización y desde el otro lado pasa lo mismo, los postulantes hacen su mejor esfuerzo para llamar la atención de los reclutadores con un curriculum atractivo, seducir destacando sus cualidades en las entrevistas, cautivar con la promesa implícita de sumar con sus fortalezas y competencias.
En esta coreografía personas y organizaciones se conocen, se enamoran y si todo sale bien en las negociaciones de términos, condiciones, salario, con un poco de tiempo y suerte ambos se comprometen formalizando su vínculo en un contrato, casi de la misma forma que un matrimonio, si el matrimonio es feliz y duradero los reclutadores podremos afirmar que hicimos un buen trabajo, pero bien sabemos que esto no siempre sucede, a veces el cortejo también puede terminar antes de tiempo, generando un brusco bajón del efecto dopaminérgico milenariamente conocido como desamor. En la danza del cortejo laboral a cada paso de baile le sigue una respuesta, para encontrar la reciprocidad y sostenerla en el tiempo es necesario manejar con experticia muchas variables.
Enamorar podría interpretarse como un término poco apropiado en el mundo corporativo, sin embargo, es un proceso clave que no puede desconocer ningún empresario o gestor del talento en las organizaciones porque es el prerrequisito para responder a una cuestión fundamental ¿Qué hace que la gente no quiera irse de las empresas? Al intentar responder a esta pregunta hablamos de engagement e inbound recruitingque en español sencillo es enamorar a los mejores candidatos para formar un vínculo laboral y esta es en verdad la palabra más importante: el vínculo (del latín vincŭlum) que significa unión, relación o atadura de una persona o cosa con otra. En el concepto de vínculo dos personas u objetos vinculados están unidos, encadenados, emparentados o atados, ya sea de forma física o simbólica.
Los reclutadores invertimos tiempo, esfuerzo, táctica y estrategia para propiciar la formación de vínculos laborales sólidos entre personas y organizaciones, nos interesa que los vínculos formalizados contractualmente duren más allá del periodo de prueba a la vez que sean beneficiosos para ambas partes, que ambos tengan valores en común, a la vez que la cultura y los rituales propios de cada organización sean afines para el candidato, porque sabemos que eso es lo que hace que la personas quieran quedarse a trabajar en una organización y la sigan eligiendo cada día inclusos en los momentos difíciles.
Concretar este ideal no es fácil, a menudo la danza del cortejo laboral puede ser frustrante y no está exento de dramas, como cualquier romance de la vida, sin embargo, una vez que comprendemos la importancia de este proceso como parte de un ciclo vital de las empresas el esfuerzo por hacer match con la persona correcta puede devenir en vínculos laborales felices, duraderos y fructíferos.
by Eli Rodríguez