El COVID 19 y el miedo a la pobreza

Publicado el 27 marzo 2020 por Elgriego @filosofogriego

Dedicado a mis dos hijas y a mi hijo, con el deseo de que aporten soluciones al mundo.

¡Exagére y verá cómo lo atienden!

Un país en el hacer "shows" exagerando síntomas de cualquier enfermedad es la mejor carta de entrada para ser atendido rápidamente en el servicio de urgencias, debería ser tomado como el más grave síntoma del estado actual de nuestro sistema de salud.

Muchos están molestos y preocupados por la cuarentena y apuntan sus críticas hacía el gobierno y su poca atención a los "menos favorecidos" (un eufemismo convencional para la pobreza extrema y la miseria socioeconómica) de Colombia. También les preocupa el desempleo, el desabastecimiento y el contagio por el COVID 19, las muertes y la parálisis del sistema económico.

En medio de este escenario, el egoísmo florece más rápido que la solidaridad porque el miedo se estimula hasta con mentiras, pero la generosidad de dar es el resultado de una gran sensibilidad y una conciencia racional y de valores humanos elevados.

Dicho esto, los casi 500.000 casos de contagiados en el mundo resultarían abrumadores para cualquier persona informada y con un nivel de análisis básico. No obstante, las cifras en Colombia se aproximan a los 500 casos y la creciente de los mismos se ve en televisión como el conteo de votos en las elecciones: lejano y con muy poca credibilidad.

Así como van las cosas tenemos: sistema de salud no apto para la crisis, problema estructurales de orden social, político y económico aflorando, egoísmo a flor de piel y COVID en expansión.

¿Entonces cómo detenemos una pandemia si los más vulnerables se exponen diariamente debido a su necesidad de sobrevivir, lo cual los deja ante el dilema hambre o enfermedad?

El miedito a la miseria

Es ahora cuando la pobreza llama a la puerta de quienes hasta hace unos meses tenían vacaciones, empleos, negocios y un plan de ingresos y deudas cotrolado: toda una "clase media".

Así las cosas, la miseria se cierne sobre más y más personas que alargan los centavos y el mercado para no contagiarse en las calles y ni en los supermercados; mientras otros que no tienen nada, van a buscar lo poco que la sociedad les brinda: dosis de asistencialismo (bonos, familias en acción, donaciones etc.), trabajos mal pagos ( prestación de servicios, por horas, turnos nocturnos, trabajadoras(res) sexuales etc.), condiciones inhumanas de vivienda y educación, de salud, transporte y seguridad.

El miedo aflora porque parece que empieza el descenso socioeconómico cuando los ahorros se agota (si es que ahorraban), cuando el mercado se agota, cuando con plata sales a buscar algo y no hayy recuerdas que la plata no se come, por lo que ahora muchos gritan al gobierno y al Estado: ¡Dónde está mi subsidio! ¡Dónde está mi ayuda! ¡Yo también necesito! ¡Acaso no soy una persona como ustedes! ¡Yo también soy pobre!

En medio de estos gritos se revela un hecho: Estado Colombiano tiene una deuda histórica en todos los aspectos estructurales de la sociedad.

Ahora, el gobierno intenta dar dinero y ayudas para minimizar las necesidades y apaciguar los ánimos, lo cual es su deber y ojalá logre conjurar la crisis. Sin embargo, está claro que el sistema de salud sigue sin mejorar y sin estar listo para atender la demanda por parte de los pacientes, que en caso de seguir la expansión del virus, llegarán a miles de personas.

El COVID parece quitar las telarañas mediáticas y deja al descubierto nuestras vergüenzas como país: corrupción, pobreza, mala educación, crisis en salud, desempleo, indiferencia, violencia intrafamiliar etc.

¿Quiénes serán los más afectados? Seguramente, los pobres y abandonados del sistema social y económico.

Los mismos que salen a trabajar hoy, probablemente serán los más afectados que saturarán las camas, los recursos y la atención antes de que llegue la pandemia a los más vulnerables (adultos mayores y personas con sistema inmune comprometido).

El escenario puede mejorar o no, pero el punto crítico es que esta renovada "preocupación" por los pobres hoy es un "falso moralismo", ya que estos mismos pobres han estado a nuestro lado por décadas, junto a los desplazados, a los enfermos, los líderes asesinados, trabajadores informales e independientes.

Hoy muchos empiezan a preocuparse por los excluídos sociales porque temen que les dejen sin mercado, sin víveres... sin recursos. Y es que la delincuencia que más miedo genera hoy es la azonada, el saqueo, el robo donde no se logra identificar al "delincuente" del pobre, aunque como se sabe, los delincuentes que incomodan son justamente los"delincuentes pobres". Que dilema no saber exactamente a quién excluir de la sociedad o a quién confinar para evitar contagios -pensará algún facho, de esos que llevamos dentro.

¿Y la economía cuándo mejorará?
El sistema económico que hace unos meses nos alimentaba, hoy parece dejarnos desamparados descubriendose las mascarada y la ilusión que es ganar unos pesos, la farsa de los "vendedores de humo", el fraude de los "independientes" que dependen más que ninguno de los demás (con el agravante de estar enajenados por discursos libertarios ingenuos, de autosuperación o de vanales emprendimientos), ahora se valoran los trabajos estables aunque mal pagos como los de los maestros estatales. También los trabajos exigentes pero que no te obligan a meterte en sistemas masivos de transporte, como los campesinos, por ejemplo. Trabajos que no dependen de los likes, trabajos reales donde dejamos un mundo mejor, y en él nuestra huella.

El mismo sistema económico de exclusióna social y los mismos medios de aislamiento que hemos aprobado y disfrutado en el capitalismo hasta hace unos meses como vivir en ciertos barrios, acceder a ciertos servicios de mejor calidad, disponer de mejores medios de educación y comodidas vital etc., hoy parecen perder valor, por lo menos en la mal llamada e ingenua "clase media" colombiana que compra con deudas (tarjetas de crédito y préstamos bancarios o "gota a gota") todo lo que la televisión y la red les ofrece, solo para sentir que ya no son del "montón de pobres", pero sin poder parar de trabajar un día o disponer de libertad económica porque cuando les falte la salud o el contrato de independientes, su economía caerá como una piedra lanzada al fondo del río.

En conclusion: Este COVID tan particular ha sacudido a la humanidad en general recordándonos que somos pobres aunque tengamos DirecTV y un auto en el parqueadero, y que no distamos mucho de quien está bajo un puente buscando techo y comida porque las "clases" sociales son definidas por las realidades económicas de facto y no por "la ley de atracción", el karma, o la información sobre el dolar o el meme de las redes sociales. Eres pobre aunque hasta ahora se hayas enajenado creyendo lo contrario.

Todos compartimos la misma condición humana, los mismos miedos y tras los saldos bancarios, todos amamos, odiamos y nos enfermamos.

Al final del día, aun en medio de la crisis sanitaria y laboral, sino NO somos capaces de cuidarnos con todos los recursos a nuestra disposición lo lamentaremos. Pero ademas si no logramos corregir los errores de nuestro sistema económico y político para que sea justo y equitativo, habremos perdido una oportunidad única para ser solidarios y probar que podemos ir mas allá de nuestros habituales miedos egoístas que siguen fragmetando nuestra adolorida sociedad.