Revista Diario

El crimen del cácaro Gumaro

Publicado el 15 marzo 2014 por Dukespeaks

Ya para mi generación el personaje llamado cácaro (¡Cácaro: suelta la botella!) era una leyenda: el sujeto que ponía los carretes sobre el proyector y que a veces recortaba la película u operaba mal el aparato reproductor (dicho sin albur). El que la caga es el caca-ro. Entiendo por qué a Lucero Solórzano no le gustó (aunque el maestro Vigil y el crítico Silvestre López-Portillo aparecen en los créditos): la película se cae y se vuelve aburrida, aunque su ritmo es alucinante, imparable como una farsa y está muy bien hecha: el truco es simple, una serie de parodias, que inician con algo que, en mi opinión, recuerda lo mismo a Cinema Paradiso que a La Ley de Herodes. Es una delicia ver a Eduardo Manzano, Los Mascabrothers, el cameo de Jorge Rivero y Kate del Castillo, Carmen Salinas, Chabelo, Alfonso Zayas, Brozo, etc. Si vivieran El Santo, Bluedemon y Mil Máscaras, seguro estarían en el ajo (de hecho, en el Cinemex de Paseo San Francisco había cuatro luchadores enmascarados).

El crimen del cácaro Gumaro

Los pueblos adoran verse retratados en la pantalla grande, por eso el cine no morirá: se quedará para siempre entre nosotros como ya se ha quedado el teatro. Vi familias enteras en una sala medio llena en esta noche de estreno nacional (1400 salas). Desde niños hasta abuelitos, que reían de muy buena gana. Es una película fallida, de hecho el argumento no da para un largometraje, pero deseo de todo corazón que recuperen lo invertido porque es una producción mexicana. Quédense hasta el final, hay buenos bloopers (otra forma de parodia, ¿eh?, efectiva porque es involuntaria) y la banda sonora es muy buena. Cuando terminó, ya no encendieron las luces. Era la última función. ¡Cácaro!.



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