En el año 1915 Piotr Demiánovich Ouspensky era un filósofo ruso desencantado de los sistemas tradicionales compuestos por la ciencia y la religión. El encuentro con Gurjieff fue determinante para Ouspensky porque el Cuarto Camino era la vía que había estado buscando para arribar al conocimiento de sí y, en consecuencia, atisbar la sabiduría contenida en las antiguas tradiciones místicas. Durante diez años asume su rol de discípulo de Gurdjieff y luego comienza tanto a enseñar como a escribir el contenido del sistema aprendido de su maestro.
El Cuarto Camino, descripto como una vía hacia el despertar, es un sendero y en consecuencia sólo puede aprehenderse por experiencia propia. El mismo Gurjieff señalaba que era una tradición recuperada que impulsaba al individuo hacia un cambio de conciencia de sí, no sin un trabajo arduo y disciplinado: el Cuarto Camino requiere de la percepción permanente del presente para dejar de lado el impulso mecánico que domina nuestras acciones, en aras de la necesaria evolución.
El libro compila las conferencias de Ouspensky y describe las vías alternativas desarrolladas y conocidas: el camino del Faquir, del Monje y del Yogi son válidos, pero demandan una renuncia previa. En el Cuarto Camino la renuncia no es necesaria aunque de algún modo resulta más difícil que los citados porque se basa en la premisa de cambiar internamente sin cambiar externamente, sin alejarse de todo lo conocido desde el momento en que se emprende la ruta.
El sendero trazado por Gurdjieff y continuado por Ouspensky encuentra un escollo principal para el desarrollo de la conciencia de sí: la tendencia a actuar como si conociéramos la verdad, aún a sabiendas de nuestra ignorancia al respecto. Por ello se requiere de entusiasmo y continuidad para adentrarse en su legado y emprender la búsqueda del conocimiento interior; al menos, merece la pena el intento.
De blogs y premios LXIII
En este caso el premio establece el agradecimiento al blog del que proviene, la publicación del logotipo, contestar algunas preguntas y nominar a su vez a quince blogs de WordPress, a los que debe notificarse debidamente. Aquí van las preguntas:
1.- ¿Conoce su patrimonio? Sí, no es tan amplio como para desconocerlo.
2.- Lo que siempre ha querido, ¿alguna vez lo consiguió? A veces sí, y no estoy segura que obtenerlo haya sido atinado.
3.- ¿Miente? En alguna ocasión, alguna mentira piadosa.
4.- ¿Cuál fue la última mentira que dijo? No recuerdo.
5.- ¿Ha sido detenido por un policía? No, es una experiencia desconocida por ahora.
6.- ¿Alguna vez ha bailado en la lluvia? Creo que no, pero no podría asegurarlo.
7.- ¿Alguna vez ha estado en un accidente de coche? Sí, sin consecuencia física alguna.
8.- ¿El mejor cumplido que ha recibido? No lo recuerdo.
9.- ¿Cuál es su mayor fortaleza o debilidad? En este momento de mi vida no podría clasificar una u otra.
10.- ¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos cuando se despertó esta mañana? Qué felicidad, hoy es domingo.
Y aquí los nominados en esta oportunidad:
- @SoyCarlapaganoni: fotógrafa, escritora, exploradora.
2) Le Dauphin Rubio: el blog de María.
3) Luces de neón: pequeños relatos.
4) Los Tacones de Victoria: experiencias en el mundo del BDSM.
5) Mundo libre: lecturas y silencios.
6) Palabras para recordar: o el pensamiento en voz alta.
7) Crónicas de un Guardia de Seguridad: en un puesto de vigilancia sin supervisión.
8) Abriendo el alma: pensamientos por escrito.
9) The Watts: estilo de vida.
10) Living being a borderline: la experiencia de la depresión.
11) Sueños escritos: un baúl de relatos.
12) Matahari: una visión personal del mundo.
13) Madrid en el espejo: la novela de Leticia.
14) The Godly Chic Diaries: un sitio tan adorable como su presentación.
15) Plano de Açäo: nuevas ideas, motivaciones y algo de humor.
Gracias a todos por compartir sus contenidos en la blogósfera.
Blondine
El cuento de hadas francés inspiró a Natalia Outeda, alma mater de Frassaï, diseñadora de joyas y creadora de fragancias nicho junto con destacadas narices: de la conjunción entre Natalia y Yann Vasnier surgió Blondine, una pequeña belleza perfumada que contiene en su composición hojas del peral, caramelo salado, flor de Ashoka, tiger lily y culmina en un corazón de almizcles rubios y vainilla.
Mi devoción por las fragancias me condujo hasta Frassaï, con sede en Nueva York y la cercana Buenos Aires: Blondine arribó en formato rollerball y desde entonces ha rodado por mis muñecas una y otra vez; la longevidad es muy buena y la estela moderada. Blondine emerge desde la piel con una estridencia serena, una sensualidad inocente aunque no por ello menos notoria, digna de una delicada princesa de cuento de hadas.