El otro día fui al dentista. El chute de adrenalina de la anestesia me puso más nerviosa todavía y, ya tumbada en la silla, le espeté al odontólogo (joven y guapo, por más señas): "Vaya trabajito que tienes".
"El que yo he elegido", contestó serio mientras colocaba bisturí, tijeras y algodones en la bandeja de metal. Sentí cómo se vengaba de mi impertinencia a medida que tiraba y clavaba y rasgaba y esas cosas que hacen los dentistas cuando te sacan una muela. Les odiamos, pero ¿qué sería de nosotros sin ellos?
Lo que vino a continuación fue un dolor intenso, de ese que anula todo lo demás: desplantes, incertidumbres, ansiedades, quejas varias, cartas de Hacienda. No te vas a lamentar de que se te han pegado los garbanzos cuando a tu lado hay alguien que lleva un mes sin comer. Imagino que, salvando las distancias, esta es la razón por la que algunas personas que enferman se refieran a su mal como un regalo.
Parafraseando al antropólogo francés Patrick Declerk, tan malo es no saber que vas a morir como olvidarte de que estás vivo. Y esto es lo que sucede cuando los agobios del día a día anulan todo lo demás.
Con o sin dolor de muelas, este es un momento idóneo para frenar, observar y sumergirse en la noche, la oscuridad, la trascendencia, el dolor o como quieras llamarlo. El 21 de diciembre en el hemisferio norte tiene lugar la noche más larga y el día más corto del año: el solsticio de invierno, el momento en que la tierra está más inclinada con respecto al sol y por ello recibe menos luz. Muchas tradiciones celebran el simbolismo del declive de la oscuridad y el resurgir de la luz y la esperanza porque, a partir de ahora, empiezan a crecer los días. Todo duerme, se recoge, espera... para salir renovado y resurgir con la piel nueva, como el dragón.
Me llega esta propuesta:
"El martes 21 del 12 a las 21.12 horas, 8.000 personas nos sentaremos en un lugar tranquilo de nuestra casa donde no podamos ser molestados y generaremos sentimientos de paz, amor, abundancia, y gratitud usando nuestra imaginación y nuestros recuerdos (...)".
La convocatoria incluye una explicación sobre fuerzas magnéticas, numerología y no sé cuántas cosas más que al parecer confluyen esa noche. Bueno. Lo que estaría bien es encontrarnos en la noche más larga del año, en una u otra dimensión, en uno u otro ritual.