Revista Talentos
En la mañana pensó pintar el mundo con colores de lágrimas. Luego fue contra las estacas del precipicio buscando pedazos de cielo prometido, pero se mostraron flores marchitas. La casa quedó cubierta de gemidos poblados con lejanos silencios. Él, hecho cenizas, se enteró de que los suicidas no tienen cielo.