Era de las que solía comer de todo, hacía ejercicios y además me jactaba de ser delgada. Mi cuerpo comenzó a resentirse, a presentar síntomas recurrentes que antes no había sentido, en un primer momento mejoraban con algunas medicinas.
Con el tiempo los síntomas se fueron intensificando y las medicinas no surtían efecto. Había llegado el momento de hacer algo, no quería continuar en ese vacío de no entender lo que tenía.
Comencé a investigar y la información que encontraba la confrontaba con la precedente, observé coincidencias en muchas de las teorías que tratan el tema de la nutrición y su relación con la salud, cosas como los aditivos químicos de la comida procesada, su bajo valor nutricional, sensibilidad al gluten contentivo en un ingrediente tan presente en muchos alimentos como es la harina de trigo, como el índice glucémico de determinados alimentos afectan nuestro cuerpo, etc.
Ante un panorama como este, decidí experimentar eliminando algunos alimentos, no tenía nada que perder y tal vez podía ganar y mucho si mejoraba mi salud.
El primer alimento que eliminé fue la leche y sus derivados, siguieron todos los alimentos que tenían harina de trigo en su composición y el azúcar blanca refinada. Desde luego, todos esos productos ultraprocesados de los supermercados están prohibidos, ya que, la gran mayoría de sus componentes tienen en una mayor o menor medida los ingredientes antes mencionados.
No pasó mucho tiempo, cuando empecé a notar cambios, la mayoría de los síntomas se fueron atenuando hasta desaparecer.
Comencé a entender más mi cuerpo y pude confirmar por mi misma que tienen un impacto muy negativo en él.
Creo que a todos nos gusta estar saludables, pero eso demanda de nuestra parte:
- Conocimiento sobre lo que comemos.
- Identificar esos alimentos dañinos que al principio parecen inofensivos, pero con los años su efecto acumulativo en el cuerpo es altamente dañino.
- Fuerza de voluntad porque hay que tomar una decisión y mantenerla en el tiempo.
- Disciplina y organización, porque un nuevo plan de alimentación requerirá irlo perfeccionando en la medida que se sustituyan alimentos, se gustan y nos adaptamos a ellos.
- Valorar y hacer uso de los alimentos que directamente produce la tierra, es decir, naturales, nutren más, son de mejor calidad y sacian.
No tener miedo a la comida es muy importante, por una parte no todos tenemos acceso a una gran variedad de alimentos, por otra podemos estar en situaciones o en circunstancias en las que evitar estos alimentos sea realmente difícil, así que debo comer con confianza, una cosa es, una que otra ocasión y otra muy distinta, que sea mi día a día.
Si se tiene el conocimiento y se tiene algo mejor que comer, sin duda se debe escoger lo mejor.
Aquí dejo un video.
iHasta pronto!