“EL DESCANSO”, un relato de “LA FLOR CONTADA”.

Publicado el 10 julio 2015 por Marga @MdCala

Hacía tiempo que no me fijaba. Me observo detenidamente en el espejo que situé frente a mi mesa, durante aquella aburrida tarde de otoño, y me gusto. Ya lo creo que me gusto. Mi pelo rubio, largo, ondulado y con alguna mecha un tanto más clara que el resto, es realmente precioso. Lo revuelvo entre los dedos de un modo coqueto tal, que cualquiera desearía hacer lo mismo con él, para empezar. Solo para empezar.

.

Mis claros ojos felinos miran con lascivia a quien pudiera apetecer el pronunciado escote que presume de senos. Son turgentes, blancos, redondos, deseables sin ninguna duda. Imagino a un hombre frente a mí, mirándome con tanta ansiedad que no pudiera cerrar esa boca que más tarde me llevaría al éxtasis. Y entusiasmada con la idea de unas caricias masculinas, empiezo a tocarme…

.

Ávidas manos de uñas largas y cuidadas recorren con enorme dilación mi cara, mi cuello, mi pecho y allí se detienen, finalmente. Traviesas, pellizcan el centro encontrado convirtiéndolo en la descarada guinda de un sabroso pastel que alguien debería estar probando; pero estoy sola -como casi siempre- y me contento con el propio deleite. Menos sería nada, querida. Ya sabes que es complicado.

.

Una vez erectos los senos, hambrientos y dispuestos a satisfacer seguros apetitos ajenos, deslizo mis dedos hacia el vientre que -de suave- se antoja su mordedura, y sigo recorriendo el trayecto que me enviará a un más allá terrenal y glorioso a la vez. A un paraíso carnal que no necesitará de divinidades para ser perfecto y completo. Está en mí y para mí. Soy yo, con mis éxitos y miserias, y no le debo cuentas a nadie. Ahí radica el valor de la autocomplacencia. Ahí.

.

P.S.: Fragmento de “El descanso”, uno de los 50 relatos para adultos de “La Flor contada”, de venta aquí.