Hubo un tiempo en que me dedicaba a buscar el significado más profundo de las cosas, convencido de ser una especie de sabueso hermenéutico que vagaba por el mundo, pero cuando cumplí los doce dejé de hacerlo. Aunque entonces no habría sido capaz de expresarlo correctamente, pasados los años he terminado reconociendo que abandoné toda búsqueda de una explicación de lo que podrían llamarse esquemas de significado subjetivos o temáticos para reeemplazarla por un simple bosquejo de descricpciones de casos específicos de los que podía, al menos, sacar conclusiones, aunque inconscientes, que me permitirían entender el mundo y el modo en que éste me afectaba. Dicho de otra forma: aprendí a aceptar el mundo tal como era. Dicho aún de otra forma: me daba igual.
X, Percival Everett