En el mundo del ejercicio existen creencias erróneas que pueden limitar los resultados de tu entrenamiento. Uno de esos mitos asegura es que si abandonas tu rutina de ejercicio, el músculo se convertirá en grasa. Veamos que hay de verdad en esto.
El cuerpo humano está formado por diferentes estructuras y tejidos. De estos la grasa y el músculo tienen funciones especializadas diferentes.
La grasa supone el 15 - 30% del peso corporal, un rango variable, según el género por ejemplo. Ésta actúa como escudo protector contra golpes, sirve de aislamiento térmico, es una fuente de energía muy importante, forma parte de estructuras internas, es vehículo de vitaminas liposolubles, etc.
El músculo es un órgano diseñado para mover el esqueleto, y está compuesto principalmente de proteínas (75%) y agua, conteniendo también otros elementos en menor cantidad. Ocupa alrededor del 40 - 45% del peso corporal, aunque las personas que realizan actividad física regular tienen un porcentaje mayor. Su función es la de mover el esqueleto y mantener la postura. Es un tejido dinámico, que necesita del movimiento para estar en forma saludable. Ambos tejidos son esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
Se piensa erróneamente, que si hacemos ejercicio físico, sobre todo con pesas, esta grasa sufre una metamorfosis que la convierte en músculo. Con la misma lógica se cree que al dejar de hacer ejercicio físico el músculo se convierte en grasa nuevamente.
Lo que sí ocurre es que cuando se deja de practicar ejercicio físico la grasa aumenta de tamaño mientras que el músculo disminuye por falta de trabajo pero de ninguna manera uno reemplaza al otro.
En definitiva, el músculo nunca puede convertirse o transformarse en grasa o viceversa. Los músculos están compuestos por fibras largas, parecidas a espaguetis, con proteínas contráctiles que permiten ejercer fuerza. Las células grasas son receptáculos redondos diseñados para almacenar energía. El entrenamiento incrementa el volumen de la fibra muscular (hipertrofia) y el reposo lo reduce (hipotrofia). El consumo excesivo de calorías ocasiona que las células grasas aumenten de tamaño a medida que pasa el tiempo, y un consumo por debajo del gasto calórico disminuye el contenido graso.
Fuente: http://www.uhu.es