Desde entonces tiene problemas para confiar en los demás, la palabra amistad ha perdido parte de su significado. Le duele tanto esa decepción que le cuesta verbalizarlo, su diario era su testigo mudo.
Ayer, quiso compartirlo conmigo, me mandó en un mail una página escaneada de sus escritos, fue su manera de hacérmelo saber, para que la entendiera sin ella hablar, porque aún le duele.
Marta sabe lo que es sufrir por amor, ha padecido el desgarro de la traición y el vacío del abandono pero asegura que la decepción de una amiga le ha dolido más. Ha vuelto a enamorarse por cada poro de su piel…pero no ha vuelto a confiar en una amiga al cien por cien.
Marta siempre estuvo al lado de Rocío: compartió risas, complicidades, confidencias…y le dio toda la fuerza que pudo cuando Rocío vivió un infierno en su casa. Ella fue su única confidente.Rocío estaba avergonzada del comportamiento de su pareja, de cómo la trataba cuando estaba bajo los efectos del alcohol…
Marta siempre estuvo ahí, no porque esperase nada a cambio si no porque es lo que sentía que debía hacer, ¿si no qué sentido tiene?. Eran amigas.
Rocío dejó a su pareja y empezó una nueva vida: sus nuevas amistades ocuparon todo su tiempo. Incluso cuando supo que Marta estaba recluida en casa a causa de una profunda depresión. Marta no pidió ayuda. Pero Rocío sabía que Marta la necesitaba ¿ si no qué clase de amistad tenían?. La más profunda para Marta, a la larga, una más para Rocío.
Y eso le duele. Esa cicatriz vive con ella.