Sí, se parece a mi mujer, pero no es ella; no se parecen en nada, solo en el aspecto. –Debes tomarme el tratamiento –dice con esa maldita voz dulce. Como la de mi esposa. No quiero tomarlo, no me hace falta; dice que estoy loco, pero es porque la he descubierto; no es humana; quiere estudiarme, pero no me dejaré.Cree que porque me ponga un vaso de leche con las pastillas me las voy a tomar; me beberé el vaso de leche y las pastillas las esconderé.Todos dicen que es mi mujer, incluso ese maldito psiquiatra, que le cree a ella y no a mí; y me receta tantas pastillas.Dice que tengo el síndrome de Capgras. Eso significa, que según ellos estoy loco porque creo que mi mujer ha sido suplantada por una extraterrestre idéntica a ella, pero conozco perfectamente a mi esposa y sé que no es ella. Sí, son completamente iguales, se comportan igual, incluso su olor corporal es el mismo, pero no es ella.No debía haber tomado la leche; esta vez me ha engañado; tengo sueño, estoy completamente relajado; no consigo mantener los ojos abiertos. Me ha echado el medicamento en el vaso. Esta vez ha sido más lista que yo. Intento abrir los ojos, pero solo consigo un rápido parpadeo; caigo a los pies de Morfeo.Despierto; oigo su voz, está de espaldas a mí cantando nuestra canción. Todo ha sido una maldita pesadilla.Intento levantarme de la cama, pero no es mi cama; es una especie de camilla de hospital. Noto sondas clavadas por todo mi cuerpo; intento gritar; un tubo introducido en mi garganta me lo impide.Ella se gira; me mira fijamente; sus ojos se ponen en blanco y de su boca sale una especie de aguijón que se clava en mi estomago.Yo tenía razón; no estoy loco, pero ya es demasiado tarde.
El día de los cinco reyes y otros cuentos.
Publicado el 21 noviembre 2011 por RaulaqSí, se parece a mi mujer, pero no es ella; no se parecen en nada, solo en el aspecto. –Debes tomarme el tratamiento –dice con esa maldita voz dulce. Como la de mi esposa. No quiero tomarlo, no me hace falta; dice que estoy loco, pero es porque la he descubierto; no es humana; quiere estudiarme, pero no me dejaré.Cree que porque me ponga un vaso de leche con las pastillas me las voy a tomar; me beberé el vaso de leche y las pastillas las esconderé.Todos dicen que es mi mujer, incluso ese maldito psiquiatra, que le cree a ella y no a mí; y me receta tantas pastillas.Dice que tengo el síndrome de Capgras. Eso significa, que según ellos estoy loco porque creo que mi mujer ha sido suplantada por una extraterrestre idéntica a ella, pero conozco perfectamente a mi esposa y sé que no es ella. Sí, son completamente iguales, se comportan igual, incluso su olor corporal es el mismo, pero no es ella.No debía haber tomado la leche; esta vez me ha engañado; tengo sueño, estoy completamente relajado; no consigo mantener los ojos abiertos. Me ha echado el medicamento en el vaso. Esta vez ha sido más lista que yo. Intento abrir los ojos, pero solo consigo un rápido parpadeo; caigo a los pies de Morfeo.Despierto; oigo su voz, está de espaldas a mí cantando nuestra canción. Todo ha sido una maldita pesadilla.Intento levantarme de la cama, pero no es mi cama; es una especie de camilla de hospital. Noto sondas clavadas por todo mi cuerpo; intento gritar; un tubo introducido en mi garganta me lo impide.Ella se gira; me mira fijamente; sus ojos se ponen en blanco y de su boca sale una especie de aguijón que se clava en mi estomago.Yo tenía razón; no estoy loco, pero ya es demasiado tarde.