Me dio la dirección, pero con la condición de que volviera para contarle mi historia y como me había ido. Cogí el papel y me dirigí rápidamente hacia la casa de las señoras, pero ya era de noche y no sabia bien por donde estaba esa calle. Estaba cansada ya que había tenido muchas emociones.
Esa noche casi no pude dormir, pensando como la señora había llegado a mi vida y desaparecido igual de rápido. Necesitaba que supiera que el pequeño gesto que había tenido conmigo, había cambiado mi vida. Me levante muy pronto, me vestí corriendo, salí de casa para ir a buscar la calle, estuve preguntando hasta que alguien me indico donde estaba, estaba bastante lejos, pero eso no era impedimento, ya que la ilusión que me invadía era enorme.
Por fin encontré la casa, el nerviosismo y la ilusión se apoderaron de mí. La casa tenia dos ventanales en los que había muchas macetas con flores, no era una casa muy grande pero era bonita.
Llame al timbre, y escuche una voz lejana, que dijo: “Ya voy”. Mi corazón latía muy fuerte, la puerta se abrió, y una mujer mayor se quedo mirándome. Era ella la señora, ¡por fin! Me dijo que deseaba, y yo me quede un poco desilusionada, esperaba que me reconociera, pero no fue así.
Le dije que si no se acordaba de mí, pero la señora con cara de circunstancias, me dijo que no recordaba haberme visto nunca…