Supongo que al ver el título muchos habrán pensado en diferentes cosas: el día después de las primarias del PSOE, el día después del partido del futbol, el día después de la juerga de ayer…, sí, es cierto, habría muchos días después de los que hablar y todos tendrían su por qué.
Sin embargo me gustaría hablar del día después de un escritor cuando ha presentado su libro, ese hijo que fue naciendo lentamente a lo largo de los días, meses o años y que por fin es libre para iniciar su propio camino y que en algunas ocasiones cuenta de nuevo con su padre, el autor.
No puedo hablar por experiencia propia, tan sólo soy un pequeño escribiente, pero no me refiero al orgullo, lógico y natural como cualquier padre o madre, sino a los recuerdos que se agolpan en la mente, se digieren con suavidad y se almacenan en el corazón como si se tratara de un tesoro de incalculable valor.
Esos momentos especiales vividos con familia, amigos y extraños que dejan de serlo para convertirse en amigos y lectores ávidos de nuevas inquietudes, experiencias y sensaciones. No en vano todos los lectores, sin excepción, cuando abrimos un libro quedamos expuestos a un mundo desconocido que puede ejercer una influencia directa o indirecta sobre nosotros.
Por ello, al terminarlo, pensaremos en el autor, ese desconocido que nos ha hecho sentir sin saber quienes somos, pero a partir de ese instante, iremos creando con él un vínculo invisible sin darnos cuenta.
Este post es un pequeño y sincero homenaje a todos los autores y autoras que son capaces de hacernos vibrar con sus palabras dejando en nosotros una huella visible a lo largo del tiempo ¡Gracias!