El día perfecto será
cuando los pecados ajenos
dejen de importar.
Cuando la sensación de un abrazo
superé el calor de un twit o un whatshap.
Cuando una conversación cara a cara
no suponga la violación del espacio virtual.
Cuando un niño regrese a su casa
con la inoncencia de haber aprendido algo.
Cuando una mirada no se quede en el exterior
de un paisaje.
Mientras tanto seguiré dibujándoles soles
a los dias grises.