Revista Diario

El día que me confundieron con un terrorista

Publicado el 14 marzo 2021 por Benjamín Amoedo De La Grana
El día que me confundieron con un terrorista
 

Como conté previamente en otra de mis aventuras por el mundo (AQUI), estaba en Lille esperando un autobús que me llevaría rumbo a Bélgica, era de madrugada, en torno a las 7 de la mañana, esa misma noche había conocido a un extraño personaje que parecía un pordiosero o una persona con pocos recursos pero que resultó ser un número uno de la lista de éxitos de estados unidos en los años 80, increíble pero cierto, nada podía superar aquel momento, parecía una mañana tranquila y despejada en la acogedora estación de tren de Lille haciendo tiempo hasta dirigirme a la estación de autobuses. Ya en la estación de autobuses a escasa media hora de partir en dirección a Bélgica se acercaron a mi dos soldados con fusiles de asalto y un perro (Había militares en la calle por que Francia estaba en alerta terrorista), el perro se acercó tímidamente a mi mochila, nada exageradamente llamativo, simplemente hizo un pequeño movimientos, los militares se acercaron a mi y me comenzaron a hacer preguntas en francés, no me puse nervioso ante la escena, no tenia nada que esconder, pero no negaré que la situación no era agradable, les dije en inglés que no entendía absolutamente nada de francés, pusieron cara de no entender nada, lo repetí en español a ver si por casualidad había algo de suerte y observe la misma cara de perplejidad, ambos hablaron entre ellos en voz baja, algo que me pareció ridículo, podían haber estado hablando a gritos que no me hubiera enterado de nada igualmente, el perro estaba distraído con otras cosas, ni si quiera le prestaba la más mínima atención a mi mochila; de nuevo uno de los militares se refirió a mí, por lo que dijo creí entender algo de español, entendí que me estaba preguntando si era español, yo dije que si y saque mi documentación, ellos siguieron hablando entre ellos, me volvieron a preguntar algo de lo que no entendí absolutamente nada así que les enseñe mi billete de autobús a Bélgica para que supieran a donde me dirigía, ya sabían quien era, de donde y hacia donde iba, no sé que más podrían querer… uno de los militares señalo mi mochila, yo vagamente me señale la ropa del cuerpo tratando de decirles que era ropa e hice gestos de comer con las manos, les acerque la mochila en gesto de “echad un vistazo si queréis ”, no voy a negar que a pesar de no tener nada que esconder, toda la situación del idioma y de no podernos comunicar estaba generando algo de tensión en la situación, nunca se sabe, cualquier palabra o frase puede ser mal interpretada, sobre todo si delante tienes un colectivo en máxima alerta que a la mínima va a actuar con total dureza sin pensar en las consecuencias, todo el mundo seguro que ha tenido o conoce alguna experiencia con un policía o un miembro de seguridad que abusa de su autoridad con un inocente, no tenia demasiadas ganas de que aquellos dos hombres que me sacaban 30cm y 50kg con sus fusiles de asalto la tomaran conmigo solo por el simple hecho de ser extranjero.

Trate de decirles que quizás el perro se acerco por que tenia comida en la mochila, tampoco quería hablar demasiado, no quería parecer impertinente, sabelotodo o dar opción a que algo de lo que dijera se pudiera mal interpretar. Uno de ellos cogió la mochila, se la acerco al perro, por un momento hasta sentí irracionalmente algo de miedo por si el perro hacia algún tipo de gesto extraño atraído por la comida, tenía la sensación de que esos dos armarios empotrados con fusiles de asalto con los que era imposible establecer una comunicación estaban buscando la mínima excusa para llevarme a un calabozo, quizás me habían visto merodear por allí toda la noche, sinceramente ahora lo pienso y es sospechoso que en un momento de máxima alerta terrorista una persona este merodeando por la noche con una mochila cerca de una estación de tren, pero que esperaban que hiciera, en verdad estaba esperando.

Durante breves instantes pensé que mi comportamiento y mi aspecto en verdad eran bastante sospechosos y más si teníamos en cuenta las circunstancias del país, cada vez encajaba mas que esos soldados estaban buscando la más mínima excusa para llevarme arrestado, sin duda lo que mas me incomodaba era no poder hablar con ellos, una simple conversación en inglés de un par de minutos podría haber solucionado todo aquello, pero no, nadie hablaba inglés o español por la zona y mis nervios crecían a pesar de que no tenia nada que ocultar o esconder, de todas formas trate de mantener la calma, mostrar nerviosismo o alteración era lo que menos necesitaba para que me consideraran sospechoso, por suerte llevaba los nervios en el interior. Tras acercarle la mochila al perro este hizo caso omiso de la misma, algo que fue un soplo de aire fresco para mi en ese momento de tensión creciente, uno de los militares abrió la mochila, yo me tranquilice por que solo tenia ropa y comida, sabia que nada de lo que había en la mochila se podía mal interpretar o ver como una amenaza, no llevaba ni cuchillos, navajas, tenedores o cualquier otro objeto que pudiera ser utilizado como arma, el militar esculco durante unos segundos la mochila, vio que todo estaba en orden y me la entregó, los dos me dirigieron unas palabras en francés que nuevamente no entendí pero que interprete con amabilidad y les di las gracias, los dos se despidieron con un gesto muy cordial y amistoso y siguieron peinando la zona. Esta fue una pequeña historia totalmente banal y rutinaria que se transformo en algo mas tenso e incierto debido a la barrera del idioma, por suerte todo salió bien y pude continuar mi viaje de camino a Bélgica.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas