El día que me di cuenta lo que era un pit-bull

Publicado el 18 mayo 2010 por Treintañeraconhijo
En el blog de Luna, La Luna y sus ositos he he leido una noticia que no debería ocurrir nunca. El pasado sábado un pit-bull, un perro de los considerados raza peligrosa atacó a un niño de dos años y acabo con su vida. El perro pertenecia a la familia del niño. Y después de ocurrir esto el abuelo del niño sacrificó al animal.
Como ya he comentado en el blog de Luna no tengo nada en contra de los perros y en casa de mis padres casi siempre hemos tenido perro. Si ahora no tengo perro es porque no tengo tiempo de ocuparme de él y porque vivo en un piso muy pequeño y pienso que ciertos animales necesitan espacio. Lo que nunca tendría en una raza peligrosa al igual que no tendría un tigre o un león. De acuerdo que los accidentes pueden ocurrir pero creo que hay razas que son más proclives a que ocurran y quien evita la ocasión evita el peligro.
Pero no es de esto en particular de lo que os quería hablar sino de algo que me ocurrió una vez con un pit-bull. Primero de todo decir que no tengo miedo a los perros, pero nada de nada, ni mucho ni poco, digo esto por lo que voy a contar después. Pero en aquella ocasión me paralizó el miedo.
Iba a la universidad a hacer un examen y ya llegando me di cuenta que casi no llevaba gasolina, como iba con bastante tiempo decidi parar en una gasolinera. Era una de estas de prepago, así que me baje del coche y me dirigí hacia la tienda para pagar antes de echar la gasolina. De repente veo salir de la tienda un perro ladrando y corriendo hacía a mi como un loco y con toda la intención de atacarme. Literalmente me quede paralizada por el miedo, no me podía mover del sitio, pero ni siquiera mover los brazos para cubrirme la cabeza. Yo sólo veia venir al perro hacia a mi con intención de atacarme y me quede petrificada. En aquel momento por mi cabeza lo único que paso es que aquella bestia me iba a matar y estoy segura que lo hubiera hecho si cuando le quedaban más o menos unos cinco metros para llegar a mi y ya levantaba las patas del suelo en un salto no sale el dueño del perro de la tienda de la gasolinera y le da una orden seca : “Quieto” y seguidamente me dice a mi, “ No te muevas ni un milimetro, ni respires”. No, si es que aunque hubiera querido moverme no hubiera podido.
El perro se quedo quieto si, pero mirandome fijamente y en posición de ataque. Hasta que el dueño no se acerco a él le puso una correa y un bozal yo no recuperé el movimiento. Y entonces mis piernas no podian dejar de temblar.
El hombre se deshacia en disculpas hacia mi. Qué no sabía como podía haber ocurrido, que era un perro muy docil, que no había atacado nunca a nadie y menos sin haber provocación por medio como fue mi caso. Que lo tenía muy bien educado y que le obedecía siempre. De esto ultimo estoy segura porque en cuanto el dueño le grito “Quieto” el perro se quedo quieto. Pero qué hubiera pasado si el dueño no sale en ese preciso momento, yo no me hubiera librado del ataque de todas, todas. Y lo que no entiendo como le llevaba sin correa y sin bozal en un sitio público.
Por eso no creo que ciertos perros por muy bien educados que los tengas, y muy pendientes de ellos que estes sean para convivir en familia. Para eso hay otras razas que no dan tantos problemas, dentro de que todos son animales y nunca se puede predecir su compartamiento del todo.