Adriana acaba de independizarse y está empezando su carrera como modelo profesional. Tiene ciertas dificultades económicas para pagar el alquiler de su casa y necesita conseguir un proyecto con carácter urgente.
De repente aparecen dos oportunidades. Alberto, un amigo suyo, le pone en contacto con un conocido que busca una modelo para un catálogo de lencería. Aunque la idea no le seduce, finalmente se decide a visitar la agencia y se da encuentro con Fabio, el conocido de Alberto. Fabio le hace una oferta tentadora, y propone a Adriana salir a cenar esa noche. Ella acepta por el interés de conseguir el trabajo, pero al finalizar la cena, Fabio le invita a tomar una copa en su casa. Ella imagina sus intenciones y amablemente rechaza la invitación, ante lo que su acompañante, enfadado, contesta que él nunca contrata a una modelo sin saber qué puede ofrecer.
Al día siguiente, Adriana llama a Alberto y le cuenta lo sucedido. Él le dice que qué esperaba; que en ese mundo las cosas funcionan así, y que debía haber aceptado. Terminada la conversación, recibe una llamada de Alejandro, su casero, reclamándole las tres últimas mensualidades. Ante las explicaciones que le da la chica, el casero se muestra firme y le comunica que en una semana pondrá una denuncia para desalojar el apartamento.Adriana está bastante contrariada con los últimos acontecimientos, pero todavía tiene otra oportunidad. Le habían llamado de otra agencia, pero cuando llega, el trabajo ya está adjudicado.Desesperada, llama a Martina, una de sus amigas con mayor nivel económico para solicitarle un préstamo. Martina le comenta que tiene por costumbre no prestar dinero, y que siente mucho no poder ayudarla.Ante la situación, se decide a llamar a Fabio, quién después de acostarse con ella, le da el trabajo. Cuando se lo cuenta a Alberto, él la felicita, aunque le dice que, en cualquier caso, él podría haberle prestado el dinero si hubiera conocido su situación.Este texto que acabáis de leer fue un trabajo de análisis en un congreso de trabajo al que tuve la fortuna de acudir. El ejercicio, una vez leída y analizada la historia, consistió en que cada uno de nosotros marcara los culpables de la situación de Adriana en orden de mayor a menor según la culpabilidad que achacáramos a cada uno de ellos.
Así pues, el trabajo consistía en ordenar a los personajes, Adriana, Alberto, Fabio, Alejandro y Martina, de mayor a menor grado de culpabilidad según lo que creyéramos y después defender nuestra lista ante los demás.
La verdad es que me pareció un buen ejercicio, no tanto para uno mismo, pero sí para observar que cada uno de nosotros valora diferente una misma situación, ver como los valores personales son eso mismo, personales, y cada individuo tiene los suyos (a no ser que seas Groucho Marx, por supuesto).
Ahora os invito a hacer lo mismo en este foro y que digáis la vuestra, ¿quién es el culpable del dilema de Adriana y por qué?