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El dios Maximón

Publicado el 19 septiembre 2011 por Drlivingstone

Y es que este lago tiene mucho que ofrecer. Panajachel es su puerto principal, lleno de hospedajes y tiendas de recuerdos, y punto de partida ideal para lanzarse a explorar en barca a alguna de las aldeas que salpican las orillas. Y ya que andas por la zona, no debes dejar escapar la ocasión de acercarte hasta Santiago de Atitlán, donde ten por seguro que nada más desembarcar, los chiquillos del pueblo te asaltarán ofreciéndote enseñarte a Maximón, como se conoce popularmente a la peculiar deidad de esta pequeña aldea.

Maximón, también conocido como San Simón, que sería la forma de traducir al castellano este personaje, mitad santo mitad dios, tiene un origen un tanto incierto. Se presupone que es una representación del dios maya Mam, mezclado con influencias del catolicismo (de hecho, durante las festividades de Semana Santa representa a Judas Iscariote) y de San Simón, el patrón de los brujos, cuyo culto llegó a América perseguido por la Inquisición.

La leyenda cuenta que un día, mientras los hombres trabajaban en el campo, Maximón se acostó con todas las mujeres de la aldea. Al darse cuenta, los hombres furiosos le cortaron los brazos y las piernas. De cómo a raíz de ese acontecimiento se hizo dios, es todo un misterio, pero de esos hechos nos queda una efigie de madera sin brazos ni piernas, para que no se escape y cometa las atrocidades de antaño, pero que sigue manteniendo el gusto por la buena vida: gran bebedor, fumador empedernido, coleccionista de corbatas, usa perfuma, cambia de casa una vez al año y es un gran amante del dinero fácil.

Vamos a explicar esto, ya que igual a primera vista no resulta muy coherente para un dios. La figura de Maximón está custodiada por la Cofradía de Santa Cruz, una de las diez cofradías del pueblo, y cada año la figura reside en la casa de un miembro de la congregación. Maximón está vestido con trajes típicos de la zona y numerosas corbatas. Además cuenta con un orificio en la boca, por donde se vierte el alcohol que sus fieles le ofrecen para convencerle de que cumpla sus promesas. Si no bebe, se le suele introducir un puro en la boca para que el bueno de Maximón se deleite con la hoja del tabaco, como los grandes señores mayas. Suele atender sobe todo peticiones de parejas celosas, para que nuestro buen amigo castigue al adúltero, o bien enviar la locura a ciertos miembros de la comunidad. Y para ello, nada mejor que ofrecerle un donativo pecuniario, ya que como dicen sus custodios, si a nosotros nos gusta el dinero, a Maximón también. Pero no es que haya una tarifa fija por ofrenda, sino que el regateo entre los fieles y la divinidad es una práctica bastante común.

Y así consigue el bueno de Maximón financiar las fiestas de su cofradía, que tienen lugar en Semana Santa. Aquí Maximón aparece representado como Judas Iscariote, y el pobre acaba ahorcado durante el Miércoles Santo. Aquí comienza la renovación de Maximón, al que se le lavan las ropas con el agua del lago, y se traspasa a un nuevo miembro de la comunidad. El agua utilizada para lavar las ropas de nuestro peculiar dios se vende entre los comerciantes locales, y es que si se esparce por la puerta del establecimiento, esto atraerá a buenos clientes. Y es que este Maximón está en todo... ¡Constantemente pensando en sus fieles!

Tags: Atitlán, Centroamérica, Guatemala, Maximón, viaje centroamérica

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