Estos días, mi prima Leticia me ha regalado un excelente libro de Verena Schmidt, titulado "El dolor en el parto". Es una lectura que yo aconsejaría sin dudar a toda matrona, ginecólogo, profesional sanitario y parasanitario que vaya a estar habitualmente durante el parto de una mujer. Su aproximación al dolor es tanto fisiológica (he aprendido cosas de las vías del dolor que no recuerdo haber dado en neurología de medicina) como emocional. En el capítulo siete hace una recopilación de herramientas para lidiar con el dolor, pero enlazándola con los cuatro elementos: Fuego, Agua, Tierra y Aire. Yo os he hecho un pequeño resumen añadiendo puntos de mi cosecha y de mi experiencia como doula. ¡Espero que os sea útil!
Hago, como Verena, un acercamiento “elemental” a los diversos aspectos del dolor, y cómo enfrentarlos.
El Fuego: Plano dinámico-afectivo.
El fuego es el movimiento, y también el dolor. El dolor se mueve y nos moviliza, y el movimiento libre e ilimitado es la primera herramienta para reducir el dolor. El dolor nos habla, nos dice de dónde estamos “tirando de más”, qué ligamentos, músculos o vísceras están sufriendo con el avance del bebé. La mujer de parto es “movida” por el dolor, va a adoptar posturas que le alivien el dolor de forma espontánea. La doula, la matrona, el acompañante del parto, simplemente esta ahí y la acompaña a encontrar la postura que ella desea adoptar (no la que nosotros “pensamos” que le va a ir mejor). Movernos con la parturienta, contener las caderas o el sacro y el hueso púbico con las manos mientras giramos con ella, participar en el “baile” sin cuestionar y dejándonos llevar, es todo lo que tenemos que hacer. El fuego es expansión, su acción es dinámica, estimula el sistema simpático y conduce al bebé hacia fuera. La expresión libre del dolor pertenece al fuego. La alternancia entre contracción (fuego, dolor), y pausa (agua, relajación), es fundamental para una buena tolerancia al dolor. El ritmo de la alternancia pertenece al fuego. En un parto demasiado “fogoso”, con mucho dolor e intensidad, la inmersión en agua (ducha, piscina), puede tener un resultado fuertemente analgésico.Movimientos que pueden ayudar: Movimientos de pelvis (sobre todo circulares), movimientos de “enraizamiento” (asanas de yoga, sobre todo la posición de conexión entre cielo y tierra), posturas de guerrero (en las asanas de yoga, el tigre, el arquero…)
El Agua: Plano emocional profundo.
El agua es el abandono, la relajación, la energía sexual receptiva, el dejarse penetrar, dejarse abrir, dejarse derramar. Acompaña al dolor, al fuego, permitiendo que sea eficaz, a través de una relajación profunda entre contracción y contracción. Es el hogar de las emociones inconscientes, de los miedos que surgen a través del dolor, es el hogar de la intuición.El agua elimina las resistencias y hace que el parto fluya, pero para no desbordarse, necesita barreras que la contengan y la acompañen. Éste es el trabajo de la doula (y de la matrona consciente y poco ocupada).Para potenciar el agua se pueden usar visualizaciones, ensayadas antes por la mujer, o incluso lo que la doula sienta que fluye en su imaginación, siempre que la embarazada sienta que le ayuda.
Elementos de apoyo: Inmersión en agua (bañera o ducha), trabajo sobre el periné, cóxis y sacro. El canto estimula fuertemente la dimensión agua: Utilizar las estrategias de canto prenatal para relajar mandíbula y garganta, utilizar música que inspire a la mujer de parto, cantar con ella...
La Tierra: Plano material-corpóreo.
El periné es el centro energético del elemento Tierra. La tierra significa lo concreto, la realización, es el plano de las sensaciones y percepciones, el CUERPO. Cuando la tierra está demasiado contraída, el dolor aumenta y el parto se ralentiza. En este elemento es fundamental la acción sobre lo tangible: presión sobre los puntos del dolor, shiatsu, masaje, tacto, contacto.
Presión y masaje:Es útil la presión sobre el sacro, con mano o pelota de tenis, tanto en sacro como sobre crestas ilíacas, masaje en pies y meñiques (conexión con la tierra), masaje en púbis, interior del muslo, caricias. Fundamental el apoyo de la pareja, acariciando y conteniendo, física y afectivamente.
El Aire: Plano sutil, mental y sensorial.
Plano de la adaptabilidad y flexibilidad. Crea movimiento. Durante el parto, el elemento aire puede actuar como inhibidor del parto y estimulador de la percepción dolorosa, por hiperestimulación visual, olfativa o auditiva ( luces fuertes, olores penetrantes, sonidos agudos o inesperados).Para utilizar el elemento aire a nuestro favor, el aliado fundamental va a ser la respiración. La respiración es una función fisiológica que se desarrolla tanto a nivel involuntario como voluntario, y establece una relación entre la parte consciente y la inconsciente de la persona, poniendo, por así decir, “el agua en movimiento”. Ciertas técnicas de respiración pueden cambiar la química cerebral e inducir estados alterados de conciencia.La respiración abdominal lenta y profunda con expiración prolongada es la más indicada, tanto durante el embarazo para conseguir calma y bienestar, como durante el parto para desatar las tensiones y activar el sistema parasimpático. Aquí también se puede emplear la espiración sonora alargada del canto prenatal, el canto como activador de la dimensión agua facilita la expresión emocional y del dolor, tiene un fuerte efecto analgésico y favorece la dilatación del cuello del útero. No menos importante, tranquiliza al bebé.
Para activar este elemento, podemos utilizar también el baile libre, la danza. Permite a la mujer encontrar su propio ritmo y la expresión corporal que le resulte más agradable y cómoda. El baile “acuna” y relaja al bebé, y el trabajo sobre la columna vertebral, favorece la flexibilidad y la adaptación.
Cuando el parto es fisiológico, la respiración, el movimiento, y la expresión local son libres, siguiendo la dinámica del parto. Nuestra postura como doulas debería ser interferir lo menos posible, o bailar con la parturienta si ése es su deseo.Cuando un parto se empieza a complicar, se enlentece, o se acelera demasiado, respiración, movimiento y canto pueden ser importantes recursos terapéuticos.