Lola vive su vida sin preocuparse por los demás y piensa que es feliz así.
Todo cambia el día que sufre un accidente de coche que la deja inconsciente varias horas. Cuando despierta en el hospital, puede ver un halo de luz que envuelve el cuerpo de cada persona. Convencida de que se trata de una secuela pasajera, decide ignorarlo y recuperar su antigua rutina. Pero las cosas nunca salen según lo planeado.
Un desconocido, al que solo ella puede ver, llegará a su vida para desvelarle algo sobre su pasado. Y este encuentro romperá para siempre su esperanza de regresar a la normalidad.
Hace tiempo que quería leer a Adella, la conocí virtualmente en el club de lectura Las lunas del reino y estaba deseando descubrirla fuera de su faceta lectora, debajo de los mantos que ella teje. Así que cuando La reina lectora organizó la lectura conjunta de este título me uní sin tener que sopesarlo ni un minuto.
¿Y qué tal me ha sentado esta prenda? Bien, ha sido una lectura muy muy agradable. Ágil y entretenida. Aunque me ha sabido a poco, creo que la historia hubiera dado para más.
¿Qué hilos entreteje? No quiero desvelaros gran cosa, creo que lo ideal es descubrirla yendo un poco a ciegas, así el lector se va intrigando con las cosas que van sucediendo y sorprendiéndose con su resolución.
La información de la sinopsis es más que suficiente para una primera ubicación y a partir de ahí adentrarnos en lo que Adella quiere contar pero, sobre todo, en lo que quiere transmitir.
¿En qué tonalidades se mueve? En mi opinión estamos ante una historia de amor paranormal, aunque más fuerza que el romance tienen los aprendizajes y la evolución que vive la protagonista absoluta de esta historia: Lola.
«No podía apartar la vista de esos ojos, que reflejaban toda la luz del firmamento. De su piel, tan blanca e impecable, como si fuese mármol pulido.
Su pelo castaño, siempre peinado con tanto cuidado, estaba ahora desordenado por la brisa nocturna. Y su boca era perfecta; sus labios carnosos y rosados entreabiertos.
Sus ojos seguían fijos en los de ella.
A Lola le subió una marea de cosquillas por todo el cuerpo y pensó que él no era él y ella no era ella. Y no pasaría nada si le besaba, porque no estaban en la terraza de su ático, sino a millones de años luz flotando entre estrellas.» El don de Haziel
¿Qué puntos, en mi opinión, favorecen el tejido? No tengo dudas al respecto: Lola.
Sí, lo sé, Lola cae mal, a muchos lectores les costará empatizar con ella (en mi caso ha ocurrido a veces) pero es innegable que es un personaje potente que remueve por dentro, que no deja indiferente y al que puedes odiar y a la vez querer. Y qué queréis que os diga para mí un buen personaje siempre es un plus, huyo de aquellos que ni fu ni fa, que son planos y en cierto modo vacíos.
Y el mensaje que Adella quiere transmitir: el talante, ánimo, humor... con el que encaramos la vida siempre dependerá de nosotros mismos pero como seres sociales que somos, somos influenciables. Nuestro entorno puede alentarnos o contaminarnos y es primordial que seamos capaces de valorar el criterio propio frente al ajeno, aunque... ¡qué difícil es eso a veces!, ¿verdad?
Y por otro lado, Gabriel. Un personaje importante y para mi gusto demasiado hermético. Lo he sentido distante y creo que hubiera aderezado la historia que se hubiera abierto más al lector.