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El don de la vida, de Fernando Vallejo

Publicado el 21 abril 2010 por Smorenovalle
Evolución: «La felicidad es un instinto reciente del 'Homo sapiens' que le apareció a este bípedo alzado y subido de tono y bajado del árbol no bien se pudo sentar tranquilo en sus nalgas a rascarse las pelotas sin temor a que se lo comiera el tigre».
Después apareció la Iglesia y se convirtió en un tema de debate que sólo puede terminar con la piel a tiras y bultos en la frente, en el momento en que Israel decida plantar en el Vaticano una de las bombas nucleares que guarda. O China. O la India. A ver si crecen y dan flor.
Fernando Vallejo muerde la carne de las palabras hasta que se nota el gusto de la sangre pegado a los dientes.
Hay literatura plástica, embellecedora, y literatura reconstructiva, que necesita destruir, llegar hasta el fondo, para darle su propia expresión, su propia identidad a una realidad nueva, la que ha provocado la adversidad. (Barón Biza)
La literatura puede transformar o puede dejar las cosas tal como uno las encuentra. La de Vallejo es del segundo tipo que aparece en El desierto y su semilla de Barón Biza (Se tiró por un balcón. Su madre: Saltó por la ventana de su apartamento y se derritió en la acera. Su padre: roció con ácido la cara de su madre y se pegó un tiro, en la cama, mirando la muerte en el blanco del techo).
«¡Si no es comida lo que quiero vomitar! Es a Colombia, a mi familia, al loco Cristo...Toda esa mentira nauseabunda que me metieron y me está envenenando las tripas».
«García Lorca se pasó la vida cagando octosílabos asonantados, sonsonetudos...».
«Borges era un huevón y todos lo saben. ¡Pero quién le da patadas a un ciego!».
«'Bucato di carnidale' es un niño tierno de doce años que se sambute un cardenal con limón y sal (de grano de la que le dan al ganado) saboreándolo».
«No, maestro, por favor, no se nos vaya a ir tan pronto que aún hay mucho hijueputa por insultar e impostor y usted apenas está empezando».
La última y nos vamos...


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