Yo no entiendo de SEO. Yo hace 6 años me decidí a crear un blog, porque me aburría y quería tener una especie de "diario" virtual donde escribir. Me gusta escribir.
A la ilusión por escribir se le fueron sumando más factores, como por ejemplo la emoción de recibir algunos comentarios de gente anónima que me leía. Muchos lo llaman feedback, pero yo prefiero seguir usando el castellano.
Pero sobre todo, yo tenía amigos lectores. Pocos, pero fieles. Gente que en 2006, en 2007, 2008, 2009, 2010 y 2011 seguían aquí, leyéndome y comentando. Gente a la que, en gran parte, ya conozco en persona. Gente que ha traspasado la barrera de lo virtual para formar parte de mi vida. Amigos que jamás han dejado de recomendarme que pusiera publicidad en mi blog, porque es una pena no rentabilizarlo. Que me recomendaban dejar blogger y comprarme un dominio propio, porque es más profesional. Que me animaban día a día diciéndome lo mucho que les gusta cómo escribo, y que debería cambiar el chip porque otros viven de ésto y yo no le saco ningún partido.
Pero, como os decía, yo no entiendo de SEO ni sé si quiero transformar Una de Rizos... en algo que no es. Soy muy cabezona y no quiero añadir publicidad, hacerlo más serio ni empezar a escribir para ganar lectores, porque entonces dejaría de ser lo que es: mi diario virtual. No quiero tener que escribir por escribir, sentirme en la obligación de actualizar con frecuencia matemática para no perder seguidores. No quiero compromisos en mis hobbies, porque dejarían de serlo.
Hace cuatro días escribí un artículo tal y como lo hago siempre: sin borradores, del tirón. Me senté con un biofrutas en la mano y empecé a teclear, dejándome llevar por mis ideas y sensaciones. Le di al botón de publicar sin tener ni idea de qué hora era, sin ser consciente de que era domingo por la tarde, que por lo visto es una franja horaria de un alto impacto social en las redes. Yo simplemente escribí un texto y lo publiqué tal y como llevo haciendo durante seis años...Pero dio la casualidad de que esta vez alguno de mis lectores habituales lo difundió en el lugar adecuado, en el segundo exacto. Y otras personas que jamás se habían topado con mi blog lo leyeron también, y alguna de esas personas lo colgó en meneame.net y se formó el follón. He sido "víctima" del efecto menéame: en menos de media hora el artículo llegó a portada, y de golpe y porrazo vi cómo en el contador de visitas se formaba una fiesta que ni las de Paris Hilton.
Las visitas y popularidad del blog se dispararon en sólo unas horas: la gente empezó a compartir mi artículo en otras redes sociales como facebook y tuenti en muchísimos grupos y páginas personales; en twitter, con más de 300 RT; en tumblr, llegando casi a los 100 reblogs... y la avalancha de seguidores nuevos y de e-mails de notificación de comentarios fue tal que mi gestor de correo implotó durante una tarde, de puro esfuerzo. De tener una media de 6.000 visitantes únicos mensuales, mi blog pasó a recibir 32.000 en dos días.
Eso sí, el blog no se cayó en ningún momento, tal y como me advirtieron algunos y me hubiese pasado de haber tenido mi dominio propio y no pertenecer a blogger.
Reconozco que aquello me abrumó. No diré que no me gustó porque mentiría, (me siento tremendamente halagada) pero en cierto modo no puedo evitar pensar que el secreto del éxito, al final, está en tener suerte. En estar en el lugar adecuado en el momento perfecto. Porque mi texto sobre los frikis no es ni mejor ni peor que los otros casi 600 artículos que he publicado con anterioridad y que pasaron casi desapercibidos en la red... simplemente estaba ahí cuando tenía que estarlo.
Y así creo que sucede con todo lo que se publica en internet: no llega a lo más alto lo mejor, sino lo que resulta más popular por la razón que sea.
Y ahora me enfrento a una realidad complicada, por así decirlo. Esta mañana no sabía muy bien cómo enfrentarme al siguiente artículo, y me preocupaba decepcionar a esos nuevos seguidores que acabo de conseguir. Me planteé ponerme a trabajar el tema SEO, el consultar a algunos amigos profesionales del sector de la Social Media para sacarle partido a esta oportunidad. Actualmente no tengo trabajo y realmente mi blog es un medio como cualquier otro para demostrar lo que soy capaz de hacer profesionalmente, que es mucho. Estoy segura de que yo sería una gran Community Manager.
Pero pensándolo con más calma he llegado a la conclusión de que no quiero eso, al menos con mi blog. No quiero que Una de Rizos... cambie lo más mínimo. Me gusta así, como está. En blogger, con su plantilla pre-fabricada, con sus artículos a veces serios y a veces de cachondeo. Con esa libertad y tranquilidad que me da saber que puedo escribir tan sólo cuando tenga algo que decir, aunque sea una vez a la semana.
Y soy perfectamente consciente de que como consecuencia de esta acción me arriesgo a perder todos los nuevos lectores que he ganado estos días. Que igual en un tiempo vuelvo a tener mis 6.000 visitas mensuales de siempre, únicamente con los comentarios de los lectores y amigos que me han acompañado estos años.
Pero qué queréis que os diga: si eso sucede ya me va bien. Porque igual no consigo ganarme la vida con esto, pero Una de Rizos... seguirá siendo parte de mí. Alguien que no entiende de SEO ni de curación de contenidos, pero que por encima de todo disfruta escribiendo.
A los nuevos, a los que estos días habéis dedicado parte de vuestro tiempo en leer mi artículo y en comentarlo y/o difundirlo: muchas gracias. Me habéis hecho la más feliz del mundo por dos días.
Y a los que habéis estado siempre ahí, y que sé que seguiréis cuando pase este jaleo: muchísisisisisisimas gracias. Os dedico todos y cada uno de mis balidos, porque lleváis haciéndome feliz seis años ya... que se dice pronto.
Buceando entre vuestros comentarios y cumplidos