Era un juego al que jugaba conmigo mismo. Cuando contaba con Alma lo que veía, ella se reía y decía que le encantaba mi imaginación.
Por ella, yo convertía las piedras en brillantes, los zapatos en espejos, convertía el cristal en agua, le ponía alas y le sacaba pájaros de las orejas y ella se encontraba las plumas en los bolsillos,
...ordené a una pera que se convirtiera en piña, a una piña que se convirtiera en bombilla, a una bombilla que se convirtiera en luna y a la luna que se convirtiera en una moneda que yo echaba al aire.
...jugándome su amor, pero sabiendo que no podía perder, porque los dos lados eran cara. Fotografías; Gregory Colbert Paolo Bevilacqua Katia Chausheva Antonio Da Re Fragmento de = La historia del amor de Nicole Krauss |