Lo voy a explicar de otra forma. Utilizamos las mismas respuestas para resolver los mismos problemas. Si queremos que los problemas cambien deberemos generar respuestas diferentes. Para organizar respuestas contundentes, la mente, el cuerpo y las emociones deberían ser uno. Nuestras acciones son repuestas que están estrechamente ligadas a la gestión que hacemos de nuestro cuerpo. Existen distintas tipologías en los cuerpos y formas de utilizar esas estructuras. No quiero decir que dos personas con un cuerpo parecido sientan y piensen igual. Quiero decir que hay emociones y necesidades prefijadas que comparten ciertas estructuras corporales. Son una gestalt, como forma compleja de comportarse en el mundo, al hacer que las acciones y las emociones tengan la misma particularidad: la de responder a ciertas peculiaridades que conforman el carácter de las personas. Los bloqueos u organismos endurecidos, colapsados… por el hecho de manejar esa fijación contribuyen a que la respuesta esté ya prefijada. La respuestas son directamente proporcionales a cómo empleamos la estructura corporal y mental.
Conocerse a sí mismo, la mayor de las acciones.
Tampoco me refiero a las partes del cuerpo que están emanando energía, vigor y/o fuerza, ya que estas al actuar con viveza son capaces de formar una respuesta aceptable. Me refiero a partes del cuerpo que son mas frágiles o endurecidas que se tensan en ciertas situaciones dando una pobre resolución a las mismas. Además estas situaciones se repiten hasta la saturación. Su raíz de ser está incrustada en la mala utilización de ciertos grupos musculares y en situaciones concretas. Por ejemplo, en las perdidas, en las separaciones, en los conflictos… en circunstancias en las que tenemos un bajo nivel de resolución.
Lee la segunda parte del artículo: “El Equilibrio Inteligente (IIª Parte)