Es muy gracioso observar al segundo equipo de baloncesto de séptimo. Todos los chicos juegan a la patata caliente –todos tienen miedo al balón. Lo pasan tan pronto como lo reciben. Nadie quiere manejarlo y nadie tira. Se lo pasan hasta que el oponente lo roba.
El partido de esta tarde iba 21 a 0 hasta que un chico –literalmente la mitad de alto que los demás– por fin tira y ¡encesta! Toda la cancha se vuelve loca –incluídos los fans del equipo contrario.
¿Te suena familiar? ¿Crees que es cosa de niños? ¿Seguro? Muchas personas van por la vida con esta misma actitud. Piensan que el mundo se divide en dos clases de personas: líderes y masa, y que ellos son masa. Nunca van a intentar nada arriesgado porque piensan que ese no es su papel. No son líderes, ni famosos, ni nada. Piensan que carecen de lo que necesita para poner su sueños en marcha o que, si lo tienen, los riesgos son tan grandes que más vale pasarle la pelota a otro.
Lo malo es que ese otro no puede vivir tus sueños, sólo los propios. Por el sencillo principio de que nadie puede vivir por tí. Este equipo B de séptimo ni siquiera funciona como equipo, cuando un compañero le pasa la pelota a otro, no lo hace para facilitar la jugada que dé lugar a la canasta; sino para sacarse la responsabilidad de encima y encargársela a otro.
Tener la pelota es ser un héroe
El baloncesto es una fábrica de héroes. Cada vez que un jugador tiene la pelota es el protagonista del encuentro. El resto de los jugadores; el resto del mundo responde a sus acciones. Desgraciadamente, los jugadores del equipo B de séptimo eran incapaces de verlo; no se sentían héroes en absoluto, sino como una liebre en medio de los lobos. Mejor será que otro asuma la responsabilidad…
¿Tenemos la pelota?
La vida nos da muchas veces la pelota. Quizás no siempre en posición de un tiro directo a canasta, pero sí la posibilidad de jugarla, de movernos con ella, de hacer una finta incluso un pase, sí, pero un pase para acercar nuestro equipo al tiro, no para alejarnos de la responsabilidad.
Es el día que nos enteramos de un curso de acceso a la universidad para mayores de 25 años; o de un negocio que se traspasa o los rumores de una oposición que se convoca. Incluso y si crees en esto de Internet, la pelota la tienes todos los días y a todas horas, siempre puedes publicar y hacer algo por tus sueños, que pondrán también en marcha los nuestros, sí nuestros porque tus sueños son nuestro tesoro.
¿Y los riesgos?
¿Te acuerdas del équipo B de séptimo? Iban perdiendo 21 a 0 y aún así no se atrevían a jugar. ¿Para qué? ¿Para defender ese resultado? Aún en el caso milagroso de que se pudiera defender un resultado en baloncesto por más de diez minutos, ¿21 a 0?
¿No es la vida del que nunca intenta sus sueños así? ¿No sigue perdiendo 21 a 0 y no se atreve a arriesgarse? ¿Para qué? ¿Para que escriban en su epitafio: “no fracasó en nada”?
Mejor vivir.
