Franz Bichsel, mentor de Köhler en sus primeros ensayos con primates, realizó estudios en paralelo cuyos resultados nunca llegaron a publicarse. Para sus experimentos sobre la capacidad de aprendizaje y de resolución de problemas, enfrentó a diversas especies de grandes simios a jeroglíficos ordenados en grados ascendentes de dificultad. La Universidad de Frankfurt canceló el proyecto cuando sólo contaba con un año. Un error metodológico había echado por tierra toda la investigación. Al parecer, algunos problemas estaban mal planteados y obtenían, repetidamente, la misma respuesta fallida por parte de todos y cada uno de los antropoides. Bichsel se negó rotundamente a modificar dichas pruebas, alegando que era necesario un análisis más exhaustivo de las mismas para establecer conclusiones. Finalmente el departamento de Neurofisiología Comparada cerró su laboratorio. Franz no volvió a trabajar y pasó el resto de su vida sumido en sus pensamientos. Años después, justo antes de morir, cogió a su mujer de la mano y dijo: “¿Y si ellos estaban en lo cierto?” Todos los allí presentes lo interpretaron como su retractación pero, de nuevo, se equivocaron.
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