Sin embargo, una impresión particular no debía de condicionar el resto de mi vida (y menos de mis vacaciones).
Quizás mi psicólogo tenía razón, ¿y si sólo se debía a la inminente llegada de Septiembre?
Así que continué con mis planes trazados tras las oposiciones. Un año más me había propuesto ciertas metas para las vacaciones de verano:
✓Leer varias novelas.
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✗
✗✗
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✓Saltar en paracaídas.
✓Disfrutar de la vida.
✓Sonreír más.
✗✗✗✗
✗
Ahora me encontraba a finales del mes de agosto, con el trabajo acumulado y muchas metas aún por cumplir (como podéis comprobar). Haciendo una maleta para una escapada y con poco o nada bajo control.
De repente, volvió a ocurrir, una sensación extraña invadió todo mi ser. No se trataba de que no había hecho 5 listas, como me había aconsejado mi hermana, para tener todo bajo control acerca de lo que tenía que llevar o no en mi maleta o de que apenas sabía dónde iba a alojarme ni cuál sería mi destino (y la inseguridad que eso suponía para alguien que le encantase el orden y el control).
Un escalofrío me puso en alerta. Este recorrió cada parte de mi cuerpo hasta que de repente...