Desde la habitación de su hermanita, observa muy atento el lago…
Como cada atardecer, la explosión de naranjas y añiles, hacen su aparición en el horizonte, ya emborronado por los grises nocturnos.
Espera impaciente la señal, cuando las sombras del bosque, comiencen a danzar en la suave orilla, moteada de conchas y guijarros.
Ella le sonreirá de nuevo, como hace siempre desde el otro lado…
Papá y mamá están equivocados, no se ha ido al cielo, sigue jugando al escondite y no quiere perder…
Dawn
23 febreo 2013