El escritor (Parte 3)

Publicado el 26 julio 2015 por Isabel Topham
Aún así, y sin saber dónde se encontraba, miraba nervioso a todos lados. Se empezaba a hacer de noche, y su mujer le estaba esperando en la penumbra de su casa como cualquier otro día. Sin embargo, le empezó a no importar el hecho de no preocupar a su entorno. Vio una oportunidad única de pasar allí la noche, y volver a escribir y sentir esa sensación que ansiaba desde hacía mucho tiempo. Pero, le apenó la cara triste de su mujer y le horrorizó la idea.
Tenía la ropa roída, sucia y aparentaba que llevaba perdido más de un mes. El teléfono se le quedó sin batería, cojonudo ─pensó─ a ver cómo llamo yo para avisar de que llegaré más tarde de lo habitual y que no me espere despierta. Fue hacia la carretera y en el arcén, esperó a que pasase un coche y levantase el pulgar para hacer autostop. Pero, por allí apenas pasaban coches, y los pocos que pasaban eran fugaces. Esperó, esperó y esperó. Pero, no hubo manera de subirse a uno que, además de que tuviese plaza para uno más, y fuese en su misma dirección, se lo permitieran.
Se empezó a desesperar, y no sabía qué hacer para pasar el rato. De repente, le vino una idea a la mente, la cual le hizo olvidar todo lo demás. Se sentó en el suelo, y sacó de la mochila que llevaba consigo el portátil en el que comenzó a escribir. Las aventuras de un escritor en mitad del monte y, sin darse cuenta, cuándo menos se lo esperó y después de que el viajero insistiese varias veces, se subió a una camioneta y estuvo de vuelta a su ciudad.
La inspiración llega cuando llega. No te satures, ni te agobies. Simplemente, posa los dedos sobre el lápiz y deja que creen maravillas sobre el papel.