Recuerdo cuando salió la novela en papel, creo que todavía vivía en España, y pensé que sería otra novela más del estilo Ángeles y Demonios, conspiraciones eclesiásticas, reliquias, bueno, un poco lo de siempre. Y si bien sí cumple con estos cánones, el señor Juan Gómez-Jurado le ha dado una vuelta de tuerca que me ha gustado mucho. Con todos mis respetos, es lo que yo intenté con El péndulo de Dios, un thriller "al uso", pero contado de una forma diferente, con otro tipo de personajes, situaciones, etc.
Creo que el señor Gómez-Jurado lo ha conseguido.
En El espía de Dios el autor arma una trama que me agarró desde el primer momento y me hizo pasar un rato extraordinario, intriga, pasión, resentimiento, y acción, mucha acción. Es justo mencionar que me recordó un poco a Ángeles y Demonios, pero también es justo decir que ambas novelas me gustaron mucho y me atraparon desde el principio. Como reconozco en la sinópsis de El péndulo de Dios, este tipo de literatura me engancha, porque me ayuda a evadir mi realidad para meterme en algo muy diferente.
A estas alturas la mayoría de los lectores del género ya deben haber leído El espía de Dios, no en vano lleva mucho tiempo como uno de los best-sellers internacionales, pero para aquellos que no lo hayan hecho todavía les aconsejo que no esperen, que aprovechen el fantástico precio que tiene en Amazon y la compren de una vez. No se arrepentirán.
Resumen del libro (editorial)
Roma, 2 de abril de 2005. El Papa Juan Pablo II acaba de morir y la plaza de San Pedro se llena de fieles dispuestos a darle el último adiós. Al mismo tiempo, se inician los preparativos para el cónclave del que ha de salir el nombre del nuevo Sumo Pontifice. Justo entonces dos cardenales aparecen asesinados siguiendo un macabro ritual que incluye la mutilación de miembros y mensajes escritos con simbología religiosa. Un asesino en serie anda suelto por las calles de Roma, y la encargada de perseguirlo será la inspectora y psiquiatra criminalista Paola Dicanti. A la cruel astucia del psicópata se unen las trabas que los servicios de seguridad del Vaticano ponen a la investigación: oficialmente las muertes de los cardenales no están ocurriendo y el cónclave debe celebrarse a toda costa. La aparición del padre Fowler, un ex militar norteamericano, supondrá un nuevo desafío para Dicanti, reacia a confiar en el misterioso sacerdote. Pero Fowler conoce el nombre del asesino y guarda un secreto aún más temible: su propio pasado.
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